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Zapatero-Biden, dos discursos antagónicos ante la guerra

El presidente español y el vicepresidente norteamericano dejaron patente este sábado, durante su visita a la Brigada Paracaidista, que partirá en unos meses hacia Afganistán, sus formas antagónicas de enfrentarse a la guerra de Afganistán: las razones, el trabajo, los fallecidos, las familias…

El presidente español y el vicepresidente norteamericano dejaron patente este sábado, durante su visita a la Brigada Paracaidista, que partirá en unos meses hacia Afganistán, sus formas antagónicas de enfrentarse a la guerra de Afganistán: las razones, el trabajo, los fallecidos, las familias…

El vicepresidente de Estados Unidos, JoeBiden, se entrevistó este fin de semana con las principales personalidades españoles. Primero, el viernes, con el Rey don Juan Carlos en el Palacio de La Zarzuela, tras ser recibido por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en el aeropuerto de Torrejón de Ardoz (Madrid). Este sábado, hizo lo propio con el presidente del Gobierno en el Palacio de La Moncloa.

De esta forma, se certificaba la visita más importante de un miembro de la Administración estadounidense desde José Luis Rodríguez Zapatero alcanzó la presidencia del Gobierno en 2004. Seis años después de su subida al poder. Un año y tres meses después de que Barack Obama tomase posesión de la presidencia de su país. Nueve años después de que George W. Bush visitase España invitado por el entonces presidente José María Aznar.

Como colofón a su visita, Biden había solicitado una visita al acuartelamiento de la Brigada Paracaidista (BRIPAC) en Madrid, unidad militar con presencia en Líbano y que partirá en unos meses rumbo a Afganistán. En el patio de las instalaciones, el vicepresidente norteamericano y Zapatero se dirigieron a los caballeros legionarios de la BRIPAC. Allí, se escucharon dos discursos y se apreciaron dos actitudes totalmente distintas. En las antípodas la una de la otra. Dos formas de entender y hacer política.

El ademán ante los himnos nacionales ya marcó diferencias. Uno, absolutamente serio, con la mano en el corazón mientras la banda interpretaba las notas que representan a su nación. El otro, con una sonrisita bobalicona y buscando con la mirada algo con lo que distraerse. ¿Difícil saber quién era quién? Parece que no.

El vicepresidente norteamericano afirmó que quería "rendir tributo" a los "guerreros" que acompañan las tropas estadounidenses en Afganistán. "Cuando los soldados estadounidenses tienen que escoger quienes les acompañan en el combate, eligen unidades de élite valientes como las que tengo delante", continuó. Tras esto, aseguró que cumplen con "honor y orgullo" la "obligación" que tienen las naciones como España y Estados Unidos de "detener a los terroristas violentos que confabulan desde Afganistán para perpetrar atentados como los del 11-S, en Estados Unidos, o los del 11-M en Madrid", y les recordó que luchan por la libertad.

Frente a esto, el presidente español no se salió ni un milímetro de su visión del Ejército como una ONG. Según dijo, los soldados y civiles –en alusión a los cooperantes– desplegados en el país asiático "encarnáis la solidaridad española" y destacó que la presencia española ha contribuido a "aumentar los niveles de educación", a crear "puestos de trabajo", iniciar un "estado democrático" y a velar por el cumplimiento de los derechos humanos. Además, justificó una y otra vez la presencia militar en acuerdos de la ONU y la OTAN.

Biden recordó la figura de los cuatro militares españoles fallecidos en Haiti hace unas semanas, y señaló que estas muertes son una consecuencia del "liderazgo internacional". Tras esto, quiso "rendir tributo a vuestros cónyuges, hijos, padres, madres, hermanos… a los que esperan a los soldados", porque ellos también tienen una carga importante. "Soy padre de un hijo que ha vuelto de Irak, conozco los temores y las sensaciones que se tienen", dijo.

Lejos de la capacidad de empatía con las familias de las víctimas mostrada por Biden, reflejada en su propia experiencia personal, Zapatero se limitó, tras recordar a los 93 fallecidos en operaciones en el exterior, a repetir las mismas palabras de siempre: "Las familias tenéis nuestro cariño y la comprensión por vuestro dolor". Unas palabras cuyo sentido se vacía por la frialdad y lejanía mostrada por Zapatero con las tropas, como demuestra su ausencia en tres funerales de militares muertos en Afganistán: el sargento Juan Antonio Abril Sánchez (fallecido el 26 de mayo de 2007), el soldado Christian Javier Quispe Aguirre (fallecido el 8 de enero de 2009) y el soldado John Felipe Romero (fallecido el 1 de febrero de 2010).

Las diferencias continuaron incluso en la despedida. Tras asegurar que "mis compatriotas están deuda con vosotros", el vicepresidente norteamericano cerró su intervención con un que "Dios os proteja, que Dios os bendiga". Alejando de giros religiosos, el presidente español se decantó por una inquietante frase: "mucha suerte".

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