Cuatro agentes de la Policía Nacional resultaron anoche heridos de carácter leve cuando intentaban detener a un inmigrante que, a su vez, había agredido a otro agente cuando éste intentaba identificarle, según han informado a Europa Press fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
Todo comenzó este jueves por la tarde noche cuando, a requerimiento de un ciudadano marroquí, la Policía se personó en el barrio de Lavapiés. Este hombre había llamado a la Policía porque se había encontrado con otro varón, de origen senegalés, al que había ya denunciado en la comisaría de Arganzuela por una agresión.
Cuando llegaron los agentes, según la versión policial, fueron a identificar a esta persona denunciada y empezó a escupirles, a agredirles y a darles patadas, negándose en todo momento a identificarse. En el momento en que agredió a uno de los agentes, pasaron a detenerlo por atentado contra un agente de autoridad.
El senegalés empezó a chillar y a dar patadas en el aire, lo que provocó la alerta de muchas personas que salieron de los bares de los alrededores y de las casas para ver qué ocurría. Se llegaron a concentrar hasta trescientas personas haciendo un corro alrededor de los agentes, que tuvieron que pedir refuerzos porque la tensión aumentaba.
Hasta el lugar de los hechos acudieron catorce coches con sus correspondientes agentes que establecieron un cordón policial para evitar más problemas. Cuando el detenido se metió en el vehículo policial continuó dando golpes a la mampara de seguridad y a dar patadas, hasta el punto de que uno de los agentes se tuvo que meter en la parte trasera del vehículo con él para controlarle.
Mientras se marchaban, los demás agentes recibieron pedradas y golpes con objetos como botellas que la gente empezó a lanzarles causando heridas leves en otros tres agentes. Además, uno de los vehículos ha sufrido daños, en concreto la rotura de una luna y del espejo retrovisor.