La flor y nata de la política, la economía, la cultura y el periodismo. No faltaba nadie que se precie de ser alguien. Caras conocidas como Florentino Pérez, Manuel Conte, Arturo Fernández, Federico Jiménez Losantos, Fernando Sánchez Dragó, Luis María Anson o Enrique Múgica, y hasta la baronesa Carmen Thyssen asistieron a la presentación en sociedad del libro de Pedro J. Ramírez, El primer naufragio. No menor fue la nutrida representación de la política nacional, sobre todo del PP: Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal, Ana Botella, Esperanza Aguirre y Esteban González Pons entre otros. Del PSOE, tan sólo José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono y Miguel Sebastián.
La nota de color fue la vestimenta de la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada, ataviada con los colores de la bandera francesa. Y la foto, la de Zapatero y Rajoy, presidente saliente y entrante –según las encuestas-, que escenificaban la instantánea del acontecimiento junto a Pedro J. Ramírez, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón mientras la prensa gráfica les ovacionaba con un emotivo: "Ohhhhhh". "No falta nadie", decía José Bono en su sobreactuada presentación del libro del director de El Mundo. Fue el último en intervenir y, como es habitual, quien se apoderaba del titular sobre lo que todos comentaban: la presencia del presidente del Gobierno y el que podría convertirse en su sucesor, según las encuestas. El que todavía es presidente de las Cortes ponía en su boca lo que todos pensaban y ninguneaba al candidato socialista a la Moncloa, Alfredo Pérez Rubalcaba.
"Esto es una situación llamativa. Verles juntos sobrecoge. No falta nadie. Está el jefe del Gobierno, el que quiere serlo y El Corte Inglés", exclamaba provocando las risas de los presentes. "No falta nadie", seguía, "sólo faltan, presidente, los que se enfadarán porque hayamos venido... digo de los nuestros porque de los vuestros no falta ninguno".
Sin embargo, las primeras carcajadas no las provocó Bono sino Esperanza Aguirre, quien nada más iniciar su intervención se equivocó con el nombre del libro, al que se refirió como El último naufragio y no El primer naufragio, despertando en los presentes jocosos comentarios: "En quién estaría pensando".
El testigo lo recogió Pedro J. Ramírez, quien en sus agradecimientos finales le brindaba su apoyo futuro a Rajoy si llega a ser el inquilino de La Moncloa: "Si el resultado de las elecciones es el que parece, somos conscientes de que le espera una tarea única; nos va la vida en ello. Si llega el momento de tomar decisiones difíciles, no seré yo quien deje de ayudar a la llamada de ese toxígeno".
Una vez terminada la presentación, fue el momento del cóctel y los corrillos. Pocos, pues Zapatero era abordado por diversas personalidades y Rajoy se marchaba pronto, no sin antes hacer una declaración ante los medios para hablar del "reto" al que se presenta como candidato a La Moncloa: "Es una tarea difícil y entre todos vamos a sacar adelante este país. Y, desde luego, estamos ilusionados en hacerlo".
Entre champán y canapé, muy comentada la presencia de Miguel Sebastián con corbata: "Es que ya estamos en otoño", justificaba él; y el predicamento de José Bono entre las asistentes italianas: "Ha sido usted el mejor presidente, el mejor".
Bono y Aguirre, enfrentados por el 15-M
La polémica política se centró, sin embargo, en las diferentes visiones que los dos presentadores del evento, José Bono y Esperanza Aguirre, han manifestado sobre el movimiento del 15-M desde la tribuna. La presidenta regional ha querido comparar a los indignados con los movimientos previos a la Revolución francesa: "El libro pone ante nuestros ojos lo más peligroso de los movimientos callejeros, incluso los de hoy", y se refirió a los modernos 'enragés' como "camorristas" o "demagogos". De ahí que El primer naufragio sea un manual o advertencia para "reconocer los elementos que usan los demagogos y populistas para llegar al golpe de estado".
Por su parte, Bono le dio la razón al reconocer que "si lo que quieren representar es negar el valor de las urnas, me quedo con las urnas antes que con las masas parisinas". Pero calificó de "despropósito" comparar a los indignados con las masas francesas: "Yo que los he tenido cerca, 'masa' hasta cierto punto".