El movimiento 15-M se ha deteriorado. Hasta tal punto de que son los propios indignados los que lo reconocen. Por eso están preparando con tanto énfasis la manifestación del 15-O, que pretende ser "global".
Más allá de las marchas que se preparan en distintas ciudades de diferentes países del mundo, los indignados planean qué hacer después, cuál debe ser su objetivo y estrategias a seguir. Y la principal meta es convertirse en un poder de presión.
"Tendremos un modelo mixto de toma de decisiones", donde se combinarán las asambleas, que "seguirán teniendo su peso, pero en el que las tecnologías cada día van a ser más importantes", dice uno de los líderes del movimiento. Quieren crear una "nueva categoría social", a la par de los partidos políticos o los sindicatos. "Ahora entre todos vamos a crear los movimientos ciudadanos de presión".
El cartel convocando a la manifestación de este sábado está inspirado en la acampada ilegal de la Puerta del Sol. Unos rayos de luz destellan sobre su fondo y en los foros donde se discute sobre la marcha se pueden leer cosas como "las lecciones de Madrid" o "Madrid nos ha enseñado que la intención no es crear una comuna hippie sino redes de trabajo entre todos para comenzar algo nuevo".
Los partidos, por su parte, guardan silencio y nada dicen del 15-O, que tendrá lugar en mitad de la campaña electoral, con la posibilidad de que los espacios públicos vuelvan a ser ocupados en las vísperas de las elecciones generales del 20-N.