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La familia Mateu-Istúriz: ETA mató a padre e hijo en atentados diferentes

Además de aquellas familias que perdieron a más de un miembro en atentado de ETA, hay un caso de una familia que ha sufrido dos atentados mortales.

En la historia criminal y asesina de la banda terrorista ETA ha habido familias que han sufrido por partida doble o triple la pérdida de un ser querido, como ha ocurrido en algunas de las masacres de la banda.

Así, en la masacre de Hipercor, Álvaro Cabrerizo perdió a su mujer, María del Carmen Mármol, y a sus dos hijas, Sonia y Susana. En la misma masacre fueron asesinados tres miembros de otra familia: Mercedes Manzanares y sus sobrinos, los hermanos Silvia y Jordi.

En la casa-cuartel de Zaragoza fueron asesinados tres miembros de la familia Alcaraz: las gemelas Esther y Miriam Barrera Alcaraz, de 3 años, y el joven de 17 años Pedro Ángel Alcaraz Martos, tío materno de las niñas. En la misma masacre fallecieron el guardia civil Emilio Capilla, su mujer, María Dolores Franco, y su hija Rocío, de 14 años; el sargento de la Guardia Civil José Julián Pino, su mujer, María del Carmen Fernández, y una de sus tres hijos, Silvia Pino, de 7 años; y la niña Silvia Ballarín, de 6 años, y su padre, el guardia civil José Ignacio Ballarín.

La familia Garrido-Velasco perdió en el mismo atentado, el 25 de octubre de 1986, a tres de sus miembros: el padre, Rafael Garrido, la madre, Daniela Velasco, y el menor de sus seis hijos, Daniel Velasco Garrido. En otros siete atentados, la banda terrorista dejó huérfanos de padre y madre a doce niños.

Por último, hay un único caso en la sanguinaria historia de la banda terrorista ETA de una familia que ha sufrido dos atentados mortales: la familia Mateu-Istúriz.

El 16 de noviembre de 1978 el grupo Argala de ETA asesinaba a tiros en Madrid al magistrado del Tribunal Supremo José Francisco Mateu Cánoves. Ocho años después, el 26 de julio de 1986, era asesinado en Arechavaleta uno de sus siete hijos, Ignacio Mateu Istúriz, teniente de la Guardia Civil de 27 años, en un atentado con bomba-trampa en el que también perdió la vida el agente de la Guardia Civil Adrián González Revilla. Antes de que su padre fuese asesinado quiso entrar en la Guardia Civil, pero Mateu Cánoves, que ya estaba amenazado por la banda, le aconsejó que se alistara en otro cuerpo de las Fuerzas de Seguridad. Por ello ingresó en la Academia Militar de Zaragoza, pero tras el asesinato de su padre, Ignacio Mateu solicitó una gracia especial al rey Juan Carlos para ingresar en la Guardia Civil, gracia que le fue concedida.

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