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El ocaso de Felipe y Guerra

Los dos han tenido un protagonismo especial en la campaña. González llegó más lejos, marcando la hoja de ruta del PSOE antes del 22-M. ¿Y ahora qué?

Los dos han tenido un protagonismo especial en la campaña. González llegó más lejos, marcando la hoja de ruta del PSOE antes del 22-M. ¿Y ahora qué?

¿Qué va a pasar ahora con Felipe y Guerra? Nadie dentro del partido, pero tampoco fuera de él, les ha nombrado tras el histórico batacazo del PSOE. Y eso a pesar de que los dos pesos pesados del socialismo patrio cobraron una especial relevancia durante la campaña electoral.

El protagonismo del ex presidente del Gobierno dentro del panorama nacional se remonta aún a más tiempo atrás. En concreto, a junio de 2010 cuando el PSOE celebró a bombo y platillo los cien años de su existencia en el Congreso. Las cosas ya pintaban mal para Zapatero y los suyos. Y fue la primera vez que Felipe González se puso de manera pública y notoria a disposición del partido.

"Cuando el partido va bien, el país va bien, a mí me cuesta menos trabajo tomar distancias, pero cuando el partido va con dificultades porque el país va con dificultades yo me siento más próximo y más disponible". "Cuando las cosas van mal, militancia pura y dura, sin renunciar a decir lo que pienso", avanzó González en la Cámara Baja.

Después vino la debacle electoral del 22-M, anticipo de lo que les esperaba en las generales, y González marcó la hoja de ruta que debía seguir el PSOE: sí a Rubalcaba, no a las primarias. Se cumplió, pero de nada ha servido.

Y llegó la campaña. Pérez Rubalcaba se encomendó a González. No sólo le reservó (a él y a Guerra) los actos principales – como el mitin de Dos Hermanas –, sino que creía ciegamente, o quería hacerlo, en lo que le decía el ex presidente: iba a ocurrir algo similar a lo que pasó en 1996 -donde el PSOE perdió por menos de 300.000 votos con encuestas previas que situaban al PP diez puntos por delante- e, incluso, que podía darse el milagro de 1993. "Eso me dice Felipe", afirmaba, "pero yo no lo tengo claro. Son unas elecciones diferentes, en un contexto muy distinto. No sé que va a pasar".

Guerra, el único diputado elegido en todas las legislaturas

Por su parte, Alfonso Guerra no estaba muy convencido de querer encabezar la lista del PSOE por Sevilla, pero finalmente aceptó. Desde ese momento, su actitud fue colaboradora, incluso entusiasta en algunos momentos.

Sin embargo, este lunes no ha valorado la pérdida histórica de Andalucía. No dijo nada de la bajada de 8 a 6 escaños ni de la pérdida de más de 186.000 votos y centró su discurso en destacar la nueva victoria que logra su partido en la provincia de Sevilla y él mismo por undécima vez desde la democracia. "Tengo un sentimiento doble, preocupación porque el PSOE ha tenido resultados bajos en España y alegría porque en Sevilla hemos ganado las elecciones por undécima vez. He derrotado a ocho candidatos diferentes del PP. Tengo la satisfacción, además, de que se ha tenido un buen resultado en algunas áreas y en Sevilla capital hemos recuperado 34.000 votos y el PP ha bajado. No tiene muchos motivos para estar contento el alcalde de Sevilla", dijo.

No se mostró especialmente preocupado por la situación en la que ha quedado el partido. Su análisis es el siguiente: "El PP pasa en cuatro años de perder unas elecciones a ganar con mayoría absoluta con el mismo número de votantes y es debido a lo que yo he dicho muchas veces: por los abstencionistas de izquierda. La derecha no tiene más votantes, no hay trasvase de votos a la derecha. Esto significa que el PSOE debe hacer un esfuerzo importante para recuperar esos votantes y ésa es la tarea que tiene por delante y espero que lo haga bien. Ya ganaremos en la próxima estoy seguro".

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