Fuentidueña de Tajo ha sido el lugar del mayor triunfo del PSOE madrileño en estas elecciones generales, pero es un logro más bien magro: se trata de un pequeño pueblo junto a la A3 que sólo tiene 1205 votantes.
La segunda localidad en la que los socialistas han logrado ser la fuerza más votada es todavía más pequeño: Navarredonda y San Mamés tiene tan solo 99 votantes que han confiado casi al 50% en el PSOE.
Pero incluso en estos dos casos el retroceso ha sido radical: en Fuentidueña han perdido cerca de 15 puntos de apoyo respecto a lo obtenido en 2008 y más de dos respecto al resultado en las autonómicas de mayo; en Navarredonda, por su parte, la caída respecto a 2008 ha sido de 23 puntos.
Y estos dos minúsculos municipios son los únicos que le quedan al PSOE, mientras que hace seis meses fue el partido más votado en 16 (lo que ya se consideró un sonoro fracaso), 11 de ellos por mayoría absoluta y cinco más por mayoría relativa.
Perder poder sienta mal
El estudio detallado de los resultados, tanto los generales como los de algunos municipios concretos, revela que el PSOE todavía está cavando en el profundo pozo en el que lo dejaron los resultados de las elecciones municipales y autonómicas de mayo.
En toda la Comunidad los socialistas llegaron en el mes de mayo a un 26,23% que parecía un suelo en el que iba resultar imposible profundizar, pero no ha sido así: ayer sólo un 26,03% de los madrileños confiaron en el PSOE.
El resultado es especialmente llamativo en algunos municipios muy representativos como Alcorcón, Leganés, Getafe o Pinto, que en las últimas elecciones municipales pasaron de manos socialistas a populares.
Desde entonces, los recortes y las denuncias sobre deuda oculta han sido protagonistas y el resultado ha sido negativo para el PSOE: en Alcorcón, por ejemplo, en sólo seis meses se han perdido tres puntos más desde el ya exiguo 30,45% hasta el 26,68. Respecto a 2008 el batacazo es de casi 15 puntos.
En Leganés la historia es bastante parecida: en las elecciones autonómicas de mayo el PSOE logró un 34,39% de los sufragios, casi un punto más que el 33,55 obtenido ahora, que se aleja nada más y nada menos que 16 puntos de lo obtenido en 2008.
Getafe o Pinto repiten el mismo esquema pero con caídas todavía más fuertes respecto a los resultados de mayo: más de tres puntos en el caso de la primera y casi tres en el de la segunda. Y si comparamos con marzo de 2008 ya sólo se puede hablar de descalabro total: 16 y 17 puntos de bajada, respectivamente.
Casos especialmente sangrantes
Hay algunos casos que llaman especialmente la atención y que dan una medida de un cambio político consolidando en toda la comunidad y ya alcanza hasta sus últimos rincones.
Uno de ellos es sin duda Parla, uno de los municipios más importantes cuyo gobierno municipal consiguió retener el PSOE en mayo y que es, además, la cuna política de Tomás Gómez. Sin embargo, en sólo seis meses el porcentaje de voto socialista ha caído del 43,77% de las autonómicas a un paupérrimo 30,79%, casi 22 puntos por debajo de los resultados de las generales de 2008.
Y otro podría ser Fuenlabrada, el lugar elegido por Rubalcaba para celebrar el cierre de campaña el pasado viernes y en el que los socialistas han perdido cuatro puntos desde mayo y casi 18 desde las marzo de 2008.
Por último, cabe reseñar el nefasto desempeño del PSOE incluso allí donde, aparentemente al menos, tenía más armas para desgastar a sus rivales, como los municipios que se vieron más implicados en la trama Gürtel: en Boadilla del Monte los socialistas se quedan en un ridículo 15% (décimas por debajo del resultado de mayo) lejos del ya bajo 25% de 2008; y en Pozuelo el paupérrimo porcentaje es de un 16%, también nueve puntos por debajo de lo logrado en las anteriores generales.