La pregunta era muy concreta, pero el presidente del Gobierno rechazó responderla. En su única comparecencia de la semana en la que los periodistas pudieron ejercer, se le abordó por la nueva ley de consultas que ya tramita el Parlamento catalán, y que el Ejecutivo central considera ilegal porque “excede el ámbito de una comunidad autónoma”. Sin embargo, Mariano Rajoy no quiso polemizar con un Artur Mas que no esconde que quiere preguntar a los catalanes por el denominado pacto fiscal.
Ni una sola advertencia a la Generalidad, a pesar de que en la víspera su número dos respondiera con “la Constitución y la Ley” en la mano para dejar claras las competencias. El jefe del Ejecutivo optó por no saltarse una coma de su libro y recordar “el objetivo capital” de los españoles que, según dijo, “es el crecimiento económico”. “A partir de ahí podremos resolver muchos problemas”, añadió, sin dejar claros cuales.
El presidente repitió su agenda reformista, a pesar de que no era el tema. Incluyó en su exposición mensajes velados, como que “los problemas financieros de las comunidades autónomas son también nuestros problemas”, si bien “todos deben cumplir sus compromisos”. No citó expresamente el pacto fiscal que reclama Mas, y que ambos trataron recientemente en una reunión en la Moncloa.
El estribillo económico repetido una y otra vez. Rajoy dejó claro que no quiere problemas añadidos con Mas, de quien destaca una buena relación en lo personal y cuyo apoyo en el Congreso está siendo decisivo. La periodista le cuestionó sobre si se sentía “presionado” o “chantajeado” por el presidente autonómico:“Le digo que no. Eso es un estado anímico y yo lo que estoy es animado”, afirmó. A renglón seguido, volvió a su libro.
“Estamos ante una tarea gigantesca y me voy a dedicar a lo fundamental. Voy a trabajar para que no se llegue a situaciones límite. Voy a escuchar y no voy a hacer nada que no sea sensato o razonable”, argumentó. Pidió “no adelantar acontecimientos”, e insistió en que “la prioridad es el crecimiento y el empleo”. Lo repitió una vez más: “El gran objetivo nacional es crecer y crear empleo y a partir de ahí veremos qué ocurre en el futuro”.
Para el presidente, la clave está en respetar el equilibrio. En que “nadie llegue a situaciones límites”. “De lo que se trata es de evitar situaciones no deseadas, en eso es el lo que voy a trabajar”, remató, dejando claro que de su boca no iba a salir ni un pero a los planes de Mas. Diluida quedó la firmeza de la vicepresidenta primera, que en el calculado reparto de papeles sí que sirvió de muro de contención.
Rajoy aún respondió a otra pregunta, ésta relativa a la posibilidad de implantar el copago. En esta ocasión, sí que se ciñó al asunto: “Ese no es un asunto que esté sobre la mesa. Yo no soy partidario del copago en la Sanidad”, sentenció, en presencia del primer ministro de Ecuador, Rafael Correa.