En una nueva jornada de números rojos en la Bolsa y con la prima de riesgo en niveles de riesgo, el Gobierno admitió que la situación que atraviesa España es "complicada", aunque –reafirmó con firmeza– se están tomando las medidas necesarias para salir del bache económico. Incluso, recalcó Soraya Sáenz de Santamaría, se han acelerado desde la aprobación de los Presupuestos, con la vista puesta en las reformas sanitaria -prevista para este mismo mes- y educativa -para la que se ha creado un comité de expertos-.
En este sentido, el Ejecutivo está especialmente satisfecho de la aprobación, por abrumadora mayoría, de la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Se cumple así la regla de oro de Mariano Rajoy, que no es otra que la de no gastar más de lo que se tiene. En el caso de las comunidades autónomas, teniendo que situar su déficit en el 0% del PIB a partir de 2020 bajo amenaza de intervención. Un mensaje "de firmeza de las cuentas públicas y de fortaleza de los organismos para que las cuentas públicas estén en equilibrio en el manejo de los organismos públicos", defendió la vicepresidenta primera.
Sáenz de Santamaría se implicó muy especialmente en esta norma. Tanto que, en primera persona, negoció hasta el último momento para que todo el arco parlamentario se sumase. "Qué duda cabe", destacan en Moncloa, "que sin voces discordantes la imagen es mucho mejor para España". Pero el PSOE se enrocó hasta el final y votó en contra. Encima, protestan en Moncloa, "se encargó de decir toda la semana que quienes rompíamos los puentes del consenso éramos nosotros".
La número dos del Ejecutivo fue la encargada desarticular la estrategia de Alfredo Pérez Rubalcaba, al término del Consejo de Ministros. "La voluntad de pactar se demuestra andado", arrancó. En su opinión, el PSOE perdió "una oportunidad", y eso que la negociación fue extenuante. "Los anuncios están muy bien y son muy fáciles de hacer" pero "lo importante es que lleguen a producirse", añadió, en relación a las peticiones del líder socialista de alcanzar acuerdos.
Sáenz de Santamaría aún asestó un golpe más. Recalcó que el Gobierno "hablará lo que haga falta y pactará todo lo que pueda pactar". Y color verde de los pulsadores del Congreso, dibujado el jueves, le dan la razón. El Gobierno logró el apoyo de formaciones que incluso votaron en contra de la reforma constitucional que precedió a la ley, como CiU y UPyD. Además, arrancó la abstención del PNV. La inmensa mayoría estuvo del lado del Ejecutivo.
Para el Ejecutivo, se constata que el país quiere cumplir con los límites de déficit y volver a la senda de la recuperación. Incluso, se encargó de apuntalar la vicepresidenta, "partidos que gobiernan en comunidades autónomas", en relación a los nacionalistas catalanes, dieron su aprobación. Mientras, "algunos podrían haber hecho un esfuerzo", resumió la portavoz del Gobierno.
Dicho lo cual, el Gobierno no cierra puerta alguna. "En el marco del estado de las autonómica, con el liderazgo del estado y de la nación, hay que apuntalar" el sistema, afirmó Sáenz de Santamaría, consciente de que llega el momento del debate intenso –sobre todo con las comunidades– en materia educativa y sanitaria. "Hay que ir avanzando en elementos estructurales necesarios para reformar nuestro estado de bienestar. Nosotros ahí vamos con propuestas concretas, a escuchar a todo el mundo y a ir solucionando problemas tan graves como a los que se enfrenta nuestra economía".
"Yo sé que a veces vamos a sufrir", confesó el propio presidente del Gobierno. En la reunión de este viernes, admitió que la semana había sido de aúpa, con el cierre de los mercados en rojo. La previsión para la próxima semana tampoco es buena. Ante ello, Rajoy insiste en que las reformas continuarán mientras que Sáenz de Santamaría, su escudera, puso en su sitio a un PSOE "victimista".