La vicepresidenta y los ministros que tomaron la palabra en la última sesión de control antes de las vacaciones de verano hicieron de escudo alrededor de Mariano Rajoy en uno de sus peores momentos desde que tomara las riendas del poder, hace solo siete meses. Con protestas, minoritarias pero ruidosas, en las calles, y muchas quejas entre analistas y medios de comunicación por los ajustes, Soraya Sáenz de Santamaría recordó el motivo esencial por el que trabaja el Ejecutivo: reducir el número de parados y, en línea, alcanzar crecimiento económico.
El recorte de las prestaciones por desempleo, incidió, tiene por único objeto garantizar el equilibrio financiero del sistema. Y esto, se expone desde el Gobierno, solo es posible con la ayuda proveniente de Bruselas, previo al acatamiento de una serie de medidas. Pero se ha mantenido la protección a quienes buscan empleo activamente, se encargó de señalar la número dos del presidente. Y por ahí atacó al PSOE: en 1992, rememoró en relación con Felipe González, rebajó las prestaciones "más profundamente y con más dureza" que el actual gabinete.
Por su parte, Fátima Báñez aseguró que el Ejecutivo, a diferencia del PSOE, está haciendo "ajustes con sensibilidad" y no "recortes brutales" en materia de protección del desempleo, informa EFE. Esto es: el paquete de medidas de hoy está siendo "más equitativo" que el de ayer, se insiste oficialmente. "El Gobierno ha introducido modificaciones con sensibilidad de tal manera que a los parados se les pueda mirar a la cara porque no van a tener mermada la cantidad que van a recibir por la prestación", remachó contundente.
Con la vehemencia que la caracteriza, la ministra de Empleo también entró en detalle exponiendo que en el caso de los nuevos solicitantes es "verdad" que se les ha hecho un "ajuste" (a partir del séptimo mes la base reguladora se reduce del 60 al 50 %), pero ha precisado que hay un tercio a los que nos les va a afectar.