Tan sólo un día después de que la Generalidad anunciara que necesita ayuda del fondo para las comunidades autónomas creado por el Gobierno central, que pasa sus horas más bajas por la crítica situación económica, el Parlamento catalán ha aprobado un texto que reclama al Estado una Hacienda propia.
La propuesta de nuevo pacto fiscal salió adelante con los votos de CiU, ICV-EUiA y ERC. El PSC lo apoyó parcialmente y el PPC se abstuvo en varios puntos, mientras que votó en contra de otros. SI y Ciudadanos votaron en contra de todo el plan.
El punto más importante del acuerdo, la creación de una hacienda propia para Cataluña, salió adelante con los votos de convergentes, Iniciativa, republicanos y el diputado no adscrito Joan Laporta, mientras que el PSC se abstuvo con la excepción del exconsejero Ernest Maragall y el PP ha votado en contra.
Según lo aprobado, el Parlamento catalán emite un mandato al gobierno de la Generalidad para iniciar este mismo año la negociación con el Ejecutivo central de un modelo que contemple que la gestión de todos los tributos corresponde a la Agencia Tributaria de Cataluña, como "única administración responsable" de esos impuestos.
Esta hacienda propia, que equipararía al sistema catalán con el Concierto económico vasco, "debería colaborar administrativamente" con "otras administraciones de carácter local, estatal y europeo, especialmente en la lucha contra el fraude".
La Generalidad deberá disponer, según la propuesta, de "plena capacidad normativa y responsabilidad fiscal sobre todos y cada uno de los impuestos soportados en Cataluña", asegurando el principio de "progresividad fiscal" en el sistema impositivo.
Otra de las grandes novedades del modelo es que la aportación catalana al Estado para pagar los servicios que presta en Cataluña y para contribuir a la solidaridad interterritorial será acordada de manera bilateral y revisada cada cinco años.
La solidaridad que Cataluña aporte, se señala en el texto, no debe hacerle "perder posiciones respecto a su situación en capacidad fiscal" y, además, los recursos aportados deben destinarse a los servicios básicos del Estado del Bienestar.
De los once preceptos del texto sometidos a votación, el PSC ha votado a favor de siete y se ha abstenido en cuatro, los que representan el núcleo duro del nuevo modelo, porque lo equiparan en la práctica al concierto económico. La excepción fue la de Ernest Maragall, que votó a favor de todos los puntos.
Mas y los JJOO
La larga jornada parlamentaria se abrió con el discurso de Artur Mas apelando al voto a favor del pacto fiscal en la que fueron inevitables las menciones a las ayudas que necesita con urgencia Cataluña y que podrían superar los 7.000 millones de euros, según las necesidades de financiación de la región.
La estrategia de Mas fue culpar al Gobierno central de la agónica situación de Cataluña y presentar el pacto fiscal como la solución. De hecho, llegó a decir que el pacto fiscal es "la respuesta a casi todas las necesidades" que tiene los catalanes y que si estuviese en vigor, no sólo la Generalidad no tendría déficit, sino que le sobraría dinero para no tener que hacer los recortes que ha hecho: "Sólo reconduciendo la mitad de nuestro déficit fiscal, Cataluña en este momento tendría déficit cero".
El presidente de la Generalidad tampoco pasó por alto el momento elegido para plantear este reto al Gobierno, inmerso en la solución de la crisis de deuda y con todas las miradas puestas sobre España: "Ahora o nunca", dijo el nacionalista dirigiéndose a los parlamentarios.
Muy llamativa fue su mención a los Juegos Olímpicos de Barcelona, de cuya celebración se cumplen hoy veinte años y que se sufragaron con los impuestos de contribuyentes de toda España. Mas los citó porque, en su opinión, implantar el pacto fiscal supondría un "éxito colectivo" similar al de ese encuentro deportivo.