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Blazquez aprecia "el comienzo de una nueva esperanza" en la tregua de ETA y llama a "superar el resentimiento y el odio"

Este martes, con motivo de la celebración de la festividad de la Virgen, han pronunciado sendas homilías los obispos de Bilbao, Ricardo Blázquez, y de San Sebastián, Juan María Uriarte. El primero pide a Dios que dé “valor” a los terroristas “para pedir perdón a quienes han sido víctimas de sus acciones”, mientras que Uriarte exige a los medios de comunicación que eviten caer en “provocaciones e intolerancias". Setién considera "indebido" que Cañizares hable de la unidad de España como "un bien moral". La postura oficial de la Conferencia Episcopal Española marca que ETA tiene una estrategia de “crueldad” para imponer un “nacionalismo totalitario” que “es incompatible con la doctrina católica”.

Este martes, con motivo de la celebración de la festividad de la Virgen, han pronunciado sendas homilías los obispos de Bilbao, Ricardo Blázquez, y de San Sebastián, Juan María Uriarte. El primero pide a Dios que dé “valor” a los terroristas “para pedir perdón a quienes han sido víctimas de sus acciones”, mientras que Uriarte exige a los medios de comunicación que eviten caer en “provocaciones e intolerancias". Setién considera "indebido" que Cañizares hable de la unidad de España como "un bien moral". La postura oficial de la Conferencia Episcopal Española marca que ETA tiene una estrategia de “crueldad” para imponer un “nacionalismo totalitario” que “es incompatible con la doctrina católica”.
LD (EFE) El Obispo de Bilbao y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, ha declarado en su homilía de este martes que el alto el fuego de los terroristas “significó el comienzo de una nueva esperanza”, sin haber eliminado “del todo los sentimientos de precaución y prudencia”, y pide a Dios por medio de la “Amatxo de Begoña” que les dé “valor” a los terroristas “para pedir perdón a quienes han sido víctimas de sus acciones”. El alto el fuego sería “ciertamente fortalecido si los terroristas reconocen el mal que han causado a las personas, a las familias y al pueblo”.
 
No sólo tuvo palabras para los asesinos de ETA. Monseñor Blázquez observó que “la paz profunda tiene su morada en la mente y en el corazón” y que por tanto “los proyectos y las actuaciones de paz se fraguan cuando las personas superan la amargura, el resentimiento y el odio y brotan sentimientos de respeto, de bondad y de amor”.
 
Por otro lado, el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, también ha hecho referencia en su homilía a la negociación del Gobierno con ETA. Sin precisar si se refería a ellos, Uriarte ha declarado que “los principales responsables de la paz”, los cuales deberían ofrecer a la sociedad “signos positivos de distensión, acercamiento mutuo y diálogo auténtico” ante la constatación de “episodios desconcertantes”. El objetivo de tales gestos sería que la sociedad mantenga “la esperanza” en una próxima paz, sentimiento comprometido en “momentos sombríos”.
 
También tuvo un mensaje para los medios de comunicación, de los que dijo que “sería saludable” que “lejos de agudizar las confrontaciones, las traten con ecuanimidad y transmitan mensajes que ayuden a sostener la esperanza". Y deben de dejar de caer en “provocaciones e intolerancias" que producen "desmoralización y perplejidad". El objetivo de esta admonición a los medios es "evitar que la multiplicación de estos fenómenos genere escepticismo". Uriarte habló de "la crueldad, el fanatismo”, pero refiriéndose en este caso a la "despiadada confrontación en el Líbano".
 
¿Cuál es la posición de la Iglesia Española?
 
A juicio de Juan María Uriarte en su homilía de este martes, la Iglesia tampoco puede, ni quiere, situarse al "margen" de este proceso. La prueba de que no es así es que la Iglesia Española como tal se ha pronunciado con claridad sobre el terrorismo de ETA. Las palabras del presidente de la Conferencia Episcopal, pidiendo a Dios que les de valor a los terroristas “para pedir perdón a quienes han sido víctimas de sus acciones” contrasta con la postura oficial de la CEE, que recuerda que “El grupo denominado ETA es una asociación terrorista, de ideología marxista revolucionaria, inserta en el ámbito político-cultural de un determinado nacionalismo totalitario” que, declara con claridad más adelante: “es incompatible con la doctrina católica”.
 
Lo que caracteriza a ETA no es el examen de conciencia, arrepentimiento y propósito de enmienda, sino, según el documento, “la crueldad”, que “sirve siempre a la estrategia terrorista” de “la implantación del terror al servicio de una ideología”. ETA, recuerda el texto de la Conferencia Episcopal, “manifiesta una hiriente crueldad en toda su actividad”. Con esa actitud cruel, pretende imponer por la fuerza sus propias convicciones políticas atropellando la libertad de los ciudadanos”.
 
La claridad con la que se expresa la Iglesia española en este texto es meridiana. No hay cabida para ambigüedades ni idiomáticas ni morales. Y al respecto ha declarado que “estos procesos no pueden ser ignorados ni, menos aún, distorsionados o falsificados al servicio de intereses particulares”.

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