Ana Rodríguez Mosquera habla por primera vez desde que se hizo oficial su divorcio de José Bono. Y lo hace en Vanity Fair con el sugerente título Adiós sra. Bono, hola Ana. Envuelta en joyas y vestidos de firmas de renombre: Max Mara, Gucci, Moschino, Jimmy Choo... Y de esta guisa afirma: "No tengo la impresión de tener un nivel de vida por encima de los demás".
"Somos una familia normal. Ana y José ganan el sueldo habitual del que trabaja en la empresa privada y está comenzando. Y yo, como la canción, doy gracias a la vida que me ha dado tanto".
Era inevitable la pregunta sobre su patrimonio y el de su ex marido. Fue en mitad de ese escándalo cuando se hizo pública la noticia de su separación, lo que a su vez causó todo tipo de especulaciones. ¿Precipitó la separación estas informaciones y la investigación en sí? "No, yo soy de decisiones meditadas. Cuando se rompe una relación de 29 años no es algo que surja en un minuto. Son cosas que llevas madurando un tiempo y, en nuestro caso, no pasó nada y nadie nos llevó a tomar la decisión. Cuando la convivencia se rompe, se rompe. Y no tiene sentido seguir manteniéndola", contesta.
Pero no sólo defiende su "honorabilidad" y la de Bono, sino que afirma que afirma que "ha sido como una caza de brujas, no lo dudo. Todo era intencionado, estaba preparado y muy pensado". Y apunta con el dedo acusador a la "derecha y a los medios de comunicación afines".
"José Bono es un personaje político muy, muy potente, un enemigo a batir y en un momento determinado debieron de pensar que podría, con la crisis, pasar a primera línea y se dijeron: ‘Hay que atacarle’. Y utilizaron lo más sucio, la mentira. La Fiscalía rechazó abrir una investigación porque nuestro patrimonio es claro y transparente".
Sí resulta llamativo, como reseña la propia entrevistadora –Ana S. Juárez-, que no se refiera al presidente del Congreso como al amor de su vida, a pesar de que se casó muy joven con él y no se le conocen más novios. "El amor de mi vida son mis hijos". Por lo visto es opuesta a su ex marido, sólo su ideología política comparten. No es creyente (Bono lo proclama a los cuatro vientos), no cuenta chistes y no soporta los de él, dicen en la revista.
Cuenta como conoció al veterano político de esta manera tan romántica: "Al principio pensé: ‘¡qué señor tan mayor!’ Me sacaba ocho años y mira, nos casamos en 1980".
En otro momento de la entrevista desvela: "¿Lo que más detesto en un hombre? La soberbia. Y admiro la inteligencia". Y señala a los hijos como causa última de su divorcio. "Las relaciones son complejas. En nuestro caso los hijos son una fuente de conflicto. Al final discutes por los niños. Tú tienes una opinión, él otra... No compartes criterios y esto te mina".
En otro orden de cosas, de la entrevista resulta llamativo los tres nombres que Ana Rodríguez saca a relucir: Hillary Clinton, Felipe González y Gorvachov. "Hillary Clinton (...) es uno de los personajes que admiro, junto a Felipe González, quien por cierto está estupendo y rejuvenecido. También me impactó conocer a Gorbachov".