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La fiscal Olga Sánchez vuelve a acudir a la numerología para demostrar la autoría del 11-M

Cómo ya hizo en una entrevista con la cadena SER, la fiscal del 11-M, Olga Sánchez ha acudido a la numerología en sus calificaciones leídas este lunes. La fiscal insiste en que los terroristas atentaron el 11 de marzo de 2004 porque habían pasado 911 días del 11-S, el 9 es el mes de septiembre y el 11, pues eso, otro día 11. Olga Sánchez dijo que la traducción de las conversaciones de El Egipcio que hicieron traductores egipcios no tenían ninguna credibilidad. Y por cierto, mencionó con nombre y apellidos a un testigo protegido, el confidente "Cartagena".

Cómo ya hizo en una entrevista con la cadena SER, la fiscal del 11-M, Olga Sánchez ha acudido a la numerología en sus calificaciones leídas este lunes. La fiscal insiste en que los terroristas atentaron el 11 de marzo de 2004 porque habían pasado 911 días del 11-S, el 9 es el mes de septiembre y el 11, pues eso, otro día 11. Olga Sánchez dijo que la traducción de las conversaciones de El Egipcio que hicieron traductores egipcios no tenían ninguna credibilidad. Y por cierto, mencionó con nombre y apellidos a un testigo protegido, el confidente "Cartagena".
(Libertad Digital) Ya sorprendió en una entrevista en la Cadena Ser cuando explicó en que basaba algunas de sus conclusiones para realizar la acusación. La numerología. La fecha del 11-M "no fue elegida al azar", dijo Sánchez en la entrevista.  La elección de la fecha tiene una "gran carga simbólica" para Al Qaeda. Explicó que el atentado se comete el primer día 11 después de que los terroristas tienen los explosivos, 911 días después del 11-S y sobre cuatro objetivos, al igual que en Estados Unidos. Este lunes, en sus calificaciones ha introducido un elemento algo más racional. La fecha fue elegida por la cercanía de las elecciones y los atentados "contribuyeron de forma determinante a un cambio político".
 
Olga Sánchez insistió en que la fecha "no fue elegida por casualidad" y que los terroristas tenían una "gran capacidad de previsión del comportamiento español de una forma extraordinaria".
 
La fiscal tuvo otro lapsus. Identificó al confidente "Cartagena" por su nombre y apellidos pese a ser un testigo protegido.
 
Además, desacreditó totalmente la traducción realizada por traductores egipcios de las conversaciones de Mohamed El Egipcio con un discípulo supuestamente sobre los atentados de Madrid. Esta conversación era la única prueba contra El Egipcio, en la que supuestamente se autoinculpaba de los atentados de Madrid. La primera traducción de estas conversaciones fue realizada por traductores italianos, y esta fue la facilitada a la fiscal. A petición de la defensa de El Egipcio traductores de árabe egipcios realizaron otra traducción en la que contradecían la de los italianos. Para Olga Sánchez, esta segunda traducción no tiene ninguna credibilidad.

La fiscal Olga Sánchez estableció cómo se formó en España un grupo de la red Al Qaeda relacionándolo constantemente con la participación española en la guerra de Irak. Olga Sánchez empleó más de dos horas y media para exponer la parte del informe definitivo del Ministerio Público relativo a la implicación en los atentados del 11 de marzo de 2004 de los considerados autores intelectuales de los atentados Rabei Osman El Sayed, alias "Mohamed El Egipcio", Hassan El Haski y Youssef Belhadj. Se remontó a los orígenes de creación de células de corte islamista en España, grupos satélite de Al Qaeda.

Resumió, además, los datos extraídos de comisiones de investigación en los países donde residían estos tres acusados. Así, se refirió a los continuos contactos de estos con personas detenidas en los mismos por pertenencia a banda armada y citó detalles como la utilización de la fecha de los atentados en los registros de alta de cuentas de Internet.  Olga Sánchez, que consultó en todo momento para su exposición el ordenador, consideró probado que los tres procesados planificaron y alentaron la comisión de los atentados.

Debido a las contradicciones en las que cayeron los testigos oculares de los trenes durante el juicio, la fiscal intentó basarse en las ruedas de reconocimiento realizadas durante la fase de instrucción. El que identificó a Jamal Zougam dijo en el juicio que estaba en el segundo piso del vagón mientras a la Policía le dijo que estaba en el primero. La testigo que identificó a Basel Ghalyoun lo negó y cambió su declaración después de leer un libro sobre el 11-M pare reconocer después  a Daoud Ouhnane, no procesado y en paradero desconocido. La testigo que identificó a Bouchar tampoco lo hizo en el juicio y reconoció a Jamal Zougam que, por lo escuchado fue visto en tres trenes al mismo tiempo. El último en declarar habló de tres personas pero reconoció a cuatro porque añadió también a Zougam.
 
La fiscal apelo a las varias ruedas de reconocimiento que se hicieron en comisaría y en prisión. Se detuvo especialmente en Zougam, del que dijo que los testigos le reconocieron desde el principio. Apeló a los letrados "saben cómo se han llevado a cabo los reconocimientos. Buscando las personas más similares a los acusados. Les dejamos que ellos escogieran las personas que más se parecían a su cliente para que no hubiese duda".  La fiscal dijo que los reconocimientos se hicieron "con todas las garantías constitucionales y en beneficio de los hoy procesados".
 
La fiscal atribuyó al acusado Rafa Zouhier "un papel determinante" en la trama. Dijo que fue su intervención la que permitió que los miembros de la célula terrorista islamista, liderada por Jamal Ahmidan, alias "El Chino", tuviera acceso a los explosivos que se utilizaron en la masacre. Así, describió como Zouhier conoció, durante una estancia en la cárcel de Villabona, al acusado Antonio Toro, que le puso en contacto con su cuñado José Emilio Suárez Trashorras. El asturiano, que había trabajado en Mina Conchita, facilitó el acceso de los miembros de la célula a la dinamita.

En cuanto a los explosivos utilizados en las mochilas-bomba la fiscal dijo que responsables de la empresa Canela de Seguridad, que proporcionaba la dinamita empleada en la explotación minera, reconocieron ante el tribunal que sirvieron hasta 2002 tanto Goma 2 ECO como Goma 2 EC, lo que justificaría, en su opinión, la aparición de sustancias presentes en ambos tipos de explosivo.

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