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Las FAS deben prepararse para "escenarios lejanos con riesgos imprevisibles"

El general del Aire José Julio Rodríguez recalcó este jueves la necesidad de iniciar el "proceso de transformación" de las Fuerzas Armadas, capacitándolas para actuar en "escenarios lejanos con riesgos imprevisibles y unos adversarios que tienen poco que ver con los tradicionales".  

Durante una conferencia en el Club Siglo XXI, el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general del Aire José Julio Rodríguez, explicó que dicho proceso de transformación debe profundizar en cuatro ejes, que son tecnología, procedimientos, preparación del personal y organización. Según dijo, en estos dos últimos se encuentra la clave del éxito, teniendo siempre presente que el principal valor que aportan las Fuerzas Armadas es su "capacidad para utilizar la fuerza, siempre dentro de la legalidad y la proporcionalidad".  

En esta línea, el general indicó en su conferencia –titulada "Nuevos retos para la seguridad y defensa"– que si bien la transformación puede suponer un esfuerzo económico "de cierta magnitud", su esencia "reside en la voluntad de emprenderla y de guiarla". Agregó que el proyecto de transformación ha avanzado mucho en la última década, y aunque reconoció que puede verse frenado por la crisis, también señaló que "unos años de austeridad no significarán la cancelación del proyecto".  

Después de comentar la situación actual del uso de las Fuerzas Armadas, del nuevo concepto de seguridad y la exigencia de ésta por parte de los ciudadanos incluso fuera de las fronteras nacionales, subrayó la necesidad de desarrollar un nuevo modelo de intervención militar multinacional que "integre actores civiles y militares y se adapte a nuestras pautas culturales".  

A su vez, recalcó que el esfuerzo de las instituciones militares en preparación debe ir encaminado a tener "líderes formados para actuar simultáneamente sobre el terreno y sobre la difícil dimensión de la comunicación pública".  

Para el JEMAD, estas preparación debe buscar "jefes instruidos para descentralizar y subordinados capaces de decidir en su nivel, con el consiguiente cambio de mentalidad a todos los niveles y una nueva cultura de gestión".  

"Estado de alarma perpetua"

Sobre el cambio en el concepto de seguridad, señaló que los ciudadanos se están "acostumbrando a vivir en estado de alarma perpetua, esperando el próximo atentado terrorismo o cataclismo". Pero puntualizó que eso contrasta con la confianza en que "nada puede ir mal" si alguien así lo asegura.  

A su juicio, la preocupación por la seguridad es "lógica y necesaria, pero en su justa medida". Apuntó, además, la creciente preocupación por la seguridad de los ciudadanos por el "terrorismo, las migraciones incontroladas, epidemias o deterioro medioambiental".

Reconoció que los riesgos son "reales" y subrayó que ningún cálculo evitará "que alguno de ellos sea una amenaza, pero entonces el resultado sólo dependerá de la rapidez y la eficacia" en la respuesta, en la "capacidad para actuar con decisión cuando llegue el momento".  

Asimismo, indicó que "no es un momento fácil para las Fuerzas Armadas, porque están experimentando la indefinición propia de un período de transición tanto en su propia naturaleza como en lo que la sociedad las demanda".  Además, aseguró que ningún Estado puede garantizar por sí solo su seguridad, "ni tan siquiera una súper potencia como Estados Unidos".

Por eso abogó por aplicar el principio de solidaridad, lo que incrementa el número de posibles intervenciones. "Cualquier lugar del mundo es susceptible de convertirse en un teatro de operaciones", agregó.

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