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Las frases de José Bono, ministro de Defensa "pacifista"

Los discursos y declaraciones de José Bono nunca pasan desapercibidos. Tanto en Castilla La Mancha como en el Ministerio, sus alusiones a la guerra y la paz han sido continuas. Pero la cartera de Defensa le ha encendido aún más. Un somero vistazo a la hemeroteca nos brinda algunos de estos episodios que van desde su capote al desplante de Zapatero a la bandera de EEUU hasta los arreglos personalesen el himno a los caídos, pasando por las consignas a la tropa destacada en Afganistán, presunto refugio de Ben Laden.

Los discursos y declaraciones de José Bono nunca pasan desapercibidos. Tanto en Castilla La Mancha como en el Ministerio, sus alusiones a la guerra y la paz han sido continuas. Pero la cartera de Defensa le ha encendido aún más. Un somero vistazo a la hemeroteca nos brinda algunos de estos episodios que van desde su capote al desplante de Zapatero a la bandera de EEUU hasta los arreglos personalesen el himno a los caídos, pasando por las consignas a la tropa destacada en Afganistán, presunto refugio de Ben Laden.
(Libertad Digital) Empezando por lo más reciente –su visita al Pentágono de los EEUU– la frase que más sorpresa ha levantado fue pronunciada por Bono este lunes:
 
"Yo prefiero que me maten a matar, soy ministro de Defensa". Así despachaba el ministro una conferencia en el Woodrow Wilson Center sobre Terrorismo. "Soy un ministro de Defensa y prefiero que me maten a matar como convicción moral personal. Necesito que a la convicción moral se una la legitimidad del planeta y esa legitimidad la aporta Naciones Unidas", argumentó ante la atónita audiencia.
 
Los desfiles del día de las Fuerzas Armadas han sido escenario de opiniones y actos en los que José Bono ha hecho gala de su pretendido pacifismo. Aún no era ministro ni el PSOE estaba en el Gobierno cuando, el 12 de octubre de 2003, desfiló la bandera de EEUU por el Paseo de la Castellana. El entonces líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, no se levantó ni mostró respeto alguno por nuestro aliado. Pero el desplante lo capeó el manchego. Describió lo que él quiere ver detrás de esa bandera para que le motive a levantarse:
 
"... a las sufragistas, a Martin Luther King y a los luchadores por la emancipación de la raza negra, pero no a Bush ni los carros de combate y aviones". Faltaba la apostilla: "Y si alguna vez se me representan armas y guerra tras una bandera, no me levanto".
 
Quizá por eso cuando le tocó a él organizar el desfile, el 12 de octubre de 2004, la cosa cambió. No desfiló la bandera estadounidense sino la francesa. Se celebraba el 60 aniversario de la liberación de París y Defensa optó por homenajear a los liberados pero no al grueso de los libertadores. Además, hubo un cambió en el texto que se lee como homenaje a los caídos. Bono se descubrió entonces como arreglista. El resultado final –lo que se leyó– fue el siguiente:
 
Lo demandó el honor y obedecieron,
lo requirió el deber y lo acataron;
con su sangre la empresa rubricaron
con su esfuerzo la Patria redimieron. (se dijo "engrandecieron") 

Fueron grandes y fuertes, porque fueron
fieles al juramento que empeñaron. (se dijo "fueron fieles a los ideales que abrazaron")
Por eso como valientes lucharon,
y como héroes murieron.

Por la Patria morir fue su destino,
querer a España su pasión eterna,
servir en los Ejércitos su vocación y sino.

No quisieron servir a otra Bandera, (se dijo “no pudieron servir con más grandeza”)
no quisieron andar otro camino,
no supieron morir (se dijo “vivir”) de otra manera.
 
El embajador de EEUU encontró la manera de sufrir un atasco y no llegó a tiempo para los actos centrales.
 
El abandono de Irak también ofreció ejemplos del pacifismo de Bono. Pero la misión española en Afganistán fue la más reveladora. Nuestras tropas acudían a garantizar el proceso electoral en un país sembrado de minas y dominado por los señores de la guerra y la droga. Allí podría incluso estar escondido el terrorista más buscado de todos los tiempos, el propio Osama ben Laden. Las tesis de Bono preocuparon a más de una familia de soldados españoles:
 
"Si nuestras tropas tuvieran que detener [en Afganistán] a alguna persona y ésta huye, para defender el derecho encomendado se debe utilizar la mínima fuerza posible. Nosotros no vamos a encarcelar afganos ni a incomodar a la población". "Hay que usar la mínima fuerza posible".
 
Bono recalcó que "la misión no es fácil, la misión entraña riesgos, se ha asumido a sabiendas, pero no es una acción bélica, es una acción humanitaria". Preguntado por la posibilidad de que las tropas españolas deban hacer uso de la fuerza, Bono respondió que "en las reglas de enfrentamiento, el uso mínimo de fuerza es una de las condiciones" que se han establecido.
 
Lo alarmante es que acto seguido admitió: "es cierto que hay terroristas en Afganistán que matan por el hecho de que haya afganos que quieran ejercer su derecho al voto".
 
Cerramos la breve antología con otra frase pronunciada desde la oposición, siendo presidente de Castilla La Mancha. Fue en septiembre de 2003 y se refería a la decisión del Ministerio de Defensa de subastar nueve fincas públicas de su propiedad por un total de 180 millones de euros para financiar el programa de armamento del Gobierno. Dijo así:
 
"Lo que la Constitución garantiza es que los españoles tengan acceso a una vivienda digna y no a una guerra digna cada cierto tiempo, a una bomba o a un cañón (...) el derecho a la vivienda es más digno de ser protegido que el derecho del Ministerio de Defensa a comprar armamento".
 
Por aquel entonces el insistente rumor de que José Bono iba a “cruzar el Tajo” –dejar el Gobierno de Castilla La Mancha para entrar en el de Madrid– no era sino una remota posibilidad. Quizá sus teorías gustaron a Zapatero o, tal vez, sí sabía que iba a ser ministro pero no de qué ramo. Tampoco se sabe si María Antonia Trujillo conocía su destino.

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