“Alternativa, ¿qué alternativa?”, ironizaba un miembro de la cúpula nacional del PP al término del desayuno informativo que Mariano Rajoy protagonizó este viernes, y que sirvió como clausura del Foro económico del partido que le llevó a reunirse con 'sabios' del ramo de todo el espectro ideológico.
El motivo de que “la alternativa” contara poco para los populares, pese a ser el tema de reunión, venía de la mano del vicesecretario Javier Arenas, cuyas palabras en ABC dejando la puerta abierta a un Gobierno de coalición dejó sin dormir a más de uno en el cuartel general de los populares, que tuvo que activar un “gabinete de crisis”.
Y es que en Génova se quedaban boquiabiertos cuando recibían la primera edición del rotativo de Vocento: “El PP planteará a corto plazo una coalición de gobierno”. Inmediatamente, las llamadas se reprodujeron a dos bandas: por un lado, el aparato de la formación se dirigió a los medios de comunicación para “aclarar” el órdago informativo y, por otro, Arenas se ponía en contacto con la cabecera, que cambiaba el corto por el “medio plazo”, y concedía un par de entrevistas a modo de aclaración.
Sin embargo, con la trascripción de la entrevista en la mano, fuentes populares reconocen que Arenas “se lió” y “no supo decir claramente lo que pensaba”.
Concretamente, la pregunta era “¿es viable un Gobierno de coalición?”, a lo que el presidente de lo populares andaluces respondió que si Rajoy gana “inaugurará la legislatura ofreciendo un gran pacto de Estado, principalmente al PSOE” y que esto podría ser la “antesala” a un Gobierno de coalición “en un escenario de seis o diez años”, que calificó de “imprescindible”.
Las fuentes consultadas traducen el diagnóstico: primero Rajoy tiene que ganar las elecciones, después ofrecerá un gran pacto de Estado y sólo entonces podría producirse un escenario de coalición, que tachan de “improbable”.
Un maremoto que, ya a las nueve de la mañana, pillaba al líder del PP prevenido y consciente de que le iban a abordar en este sentido. “Yo no aceptaría un Gobierno de coalición presidido por Zapatero porque no creo en él ni veo que tenga un proyecto político para resolver los problemas que afectan a este país”, contestó, para acto y seguido calificar de “impensable” tal posibilidad.
Una respuesta, apuntalan los suyos, no exenta de “trampa” ya que sólo descarta tal alianza con Zapatero como jefe del Ejecutivo, pero no si él llevara las riendas. Dicho esto, en lo que insistió el líder popular fue en lo avanzado el jueves por Libertad Digital: “pactos de Estado” con el PSOE en “determinados asuntos”.
“Siempre he creído en los pactos de Estado y una de las peores cosas que me han parecido estos años es la ruptura de grandes pactos (…) los pactos son necesarios y más en momentos como el que vivimos”, proclamó, recordando los acuerdos entre formaciones durante la Transición española.
Ya en corrillos posteriores, el asunto seguía siendo el protagonista. “No sé como nos las apañamos, pero siempre nos pasan cosas de este tipo”, se quejaba, no sin sorna, un dirigente del partido. La mayoría se lo tomaba a broma: “Somos un partido donde caben todas las ideas”. No les hizo tanta gracia a quienes se pasaron toda la noche intentando arreglar “el lío” venido de Sevilla.