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Europa exige a los países árabes "moderación" en la crisis de las caricaturas de Mahoma

Los gobiernos europeos han llamado a mantener la moderación y la cordura en la crisis por la publicación de caricaturas de Mahoma. Líderes como Jacques Chirac o Angela Merkel se han pronunciado porque las manifestaciones violentas den paso a la "imposición de la razón". Mientras aumenta el acoso contra las sedes diplomáticas occidentales, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el primer ministro turco Recip Erdogan abogan por la Alianza de Civilizaciones para parar "el odio".

LD (EFE) El ministro francés de Exteriores, Philippe Douste-Blazy, en declaraciones a la emisora France Inter pidió a "todos" los países árabes que hablen "con moderación" y a calmar "los espíritus. Ya basta del odio y de la intolerancia". Al mismo tiempo, consideró "escandaloso" que algunas personas piensen que "todo musulmán es un terrorista en potencia". Después de subrayar que "no hay ninguna religión en el mundo que diga que se mate o se quemen banderas", afirmó que son los "fanáticos" los que quieren "hacer política con la religión".
 
Douste-Blazy reiteró su apego a la libertad de expresión, "pero en el marco de las leyes de la República y en el respeto de las creencias de cada cual", y condenó "todo lo que hiere o podría herir a personas en sus creencias y convicciones religiosas". La libertad de expresión da "derechos", pero también impone "deberes de responsabilidad", subrayó.
 
En Madrid, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, afirmó que ninguna embajada de España ha recibido amenazas por el conflicto de las caricaturas de Mahoma, pero su departamento ha pedido ya a todas las representaciones en el exterior que refuercen la precaución y las medidas de seguridad. Explicó que este domingo telefoneó al secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa, y al de la Organización de la Conferencia Islámica, así como al ministro saudí de Exteriores, para transmitir la posición de su país sobre esta crisis, en la que se combinan la condena de los ataques y una llamada a la moderación.
 
Desde Berlín donde acudió a una reunión de la ejecutiva de la Unión Cristianodemócrata (CDU), la canciller Angela Merkel, aseguró que entiende que los árabes que se sientan soliviantados por las caricaturas sobre Mahoma quieran protestar, pero subrayó que esto sólo debe hacerse por la vía pacifica. "La violencia no puede ser un medio de confrontación", dijo para enseguida manifestar su esperanza de que en los países donde se están registrando manifestaciones violentas se acabe imponiendo la razón y que los ciudadanos protesten pacíficamente.
 
En tanto, el diputado independiente holandés Geert Wilders informó que ha recibido en sólo dos días más de cuarenta amenazas de muerte por haber colocado en su página web las controvertidas caricaturas sobre Mahoma. Este legislador, que ya estaba protegido por la Policía a raíz de anteriores amenazas de islamistas, aseguró que no cederá ante las mismas, a pesar de que admitió que le había asustado la gran cantidad de mensajes de este tipo que ha recibido. Además, seguidores del grupo islámico "Hizb Ut-Tahrir" repartieron en La Haya y Rotterdam panfletos en los que acusan a Wilders de insultar a los musulmanes.
 
En una conversación telefónica, el presidente francés, Jacques Chirac, con el primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, condenó la violencia contra los intereses de Dinamarca en varios países musulmanes y pidió a los Gobiernos de esos Estados que asuman su responsabilidad para garantizar la seguridad. El mandatario francés expresó su solidaridad y ha pedido a de Siria y el Líbano que investiguen los ataques a las sedes diplomáticas, al tiempo que ha recordado que, según el derecho internacional, ambos son responsables de la seguridad de los extranjeros y sus bienes.
 
Por su parte y en una nota de prensa, el Gobierno británico condenó los actos violentos perpetrados por manifestantes musulmanes contra las embajadas de países europeos. En el texto, el portavoz del primer ministro, Tony Blair, reconoce "la ofensa causada por las viñetas" aparecidas por primera vez el pasado septiembre en un diario danés, pero subraya que "nada puede justificar la violencia contra el país de Dinamarca" y las embajadas de ese y otros países. "Lamenta" la publicación de los dibujos "porque cosas así no ayudan a nadie", e invita a utilizar la libertad de expresión "con respeto por las creencias religiosas". Sin embargo, apoya totalmente a Copenhague "en su resistencia a la violencia" desencadenada y cree que el país nórdico "está haciendo todo lo razonablemente posible para manejar una situación difícil".

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