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Bardají lamenta que para Zapatero "una cosa son los católicos españoles y otra los musulmanes islamistas"

El director de política internacional de la FAES, Rafael Barají, consideró que el presidente del Gobierno no es capaz de plantear su idea de "laicismo" al seno de la "Alianza de Civilizaciones" donde, lamentó, se incluyen países islamistas de corte radical y moderado. En ese tema, destacó, para José Luis Rodríguez Zapatero "una cosa son los católicos españoles y otra los musulmanes islamistas dentro y fuera de nuestras fronteras".

El director de política internacional de la FAES, Rafael Barají, consideró que el presidente del Gobierno no es capaz de plantear su idea de "laicismo" al seno de la "Alianza de Civilizaciones" donde, lamentó, se incluyen países islamistas de corte radical y moderado. En ese tema, destacó, para José Luis Rodríguez Zapatero "una cosa son los católicos españoles y otra los musulmanes islamistas dentro y fuera de nuestras fronteras".
(Libertad Digital) En una entrevista concedida al programa "La Mañana" de la cadena COPE, el director de política internacional de la FAES, Rafael Bardají, opinó que más que el triunfo de los islamistas moderados en Turquía, lo que necesitan los turcos es cumplir con los requisitos políticos y económicos para ingresar en la Unión Europea, "como todos los miembros, independientemente de la religión mayoritaria o minoritaria que se profese". Lo que percibe de los últimos comicios, dijo, es que existe "una campaña de inversión lenta pero muy segura que ha hecho el islamismo turco a través de la educación, del control progresivo de los medios de comunicación. Lo que hay en Turquía es un proceso de islamización creciente".
 
Señaló que la alianza entre el islamista Erdogan y el presidente Zapatero es muy "ad hoc" porque en el aislamiento "en que nos ha metido el Gobierno socialista", España  necesitaba una foto internacional mientras que el turco necesita un "amigo" que le abriera puertas para las discusiones sobre la UE. "Yo creo que es más una cuestión táctica que una cuestión de fondo, a pesar de que hablaban de la famosa Alianza de Civilizaciones que nadie se lo toma en serio".
 
Bardají apuntó que en el tema de la Alianza de Civilizaciones que impulsa Zapatero, en el caso iraní –cuyo régimen ahorcó a dieciséis personas acusadas de adulterio y homosexualidad– sería una "alianza con los bárbaros". Abundó: "Ahmadineyad y el régimen de los ayatolás actualmente están incrementando la represión social y política contra sus ciudadanos; contra una sociedad culta, formada que en los últimos años ha dado muestras de querer cambiar".
 
Pidió que a Teherán se le impongan un régimen más estricto de sanciones para que obligarle a reflexionar respecto a su campaña de represión interna, a su programa nuclear o a la cooperación con "personajes tan indeseables" como puede ser el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
 
El responsable de política internacional de la FAES, atribuyó a la versión que tiene la izquierda europea, "sobre todo la española", de considerar que la religión es "algo malo" es la católica y cuando es la que ejercen los españoles. Mientras y por el contrario, observó, al achacarnos una multiculturalidad "nos obliga a plegarnos, mas que respetar, a los deseos, las prácticas y las culturas de otras sociedades, incluyendo su religión. Porque, ¿quiénes vamos a ser nosotros para criticar a los fundamentalistas?".
 
Esa, dijo, es "la visión ingenua de la izquierda" que, explicó, es "suicida porque significa que debemos renunciar a nuestras señas de identidad y someternos a otros que la imponen".
 
Así, destacó que Zapatero no será capaz de plantear su ideal de laicismo en el seno de la "Alianza de Civilizaciones" porque el presidente dice que su religión responde a cuestiones históricas y que nuestra civilización no es superior a otras y que por lo tanto tenemos que respetarlos, incluso cuando están aquí en nuestro suelo". Tajante, dijo que el presidente lo tiene muy claro: "una cosa son los católicos españoles y otra los musulmanes islamistas dentro y fuera de nuestras fronteras". Para los que llama "radicales", consideró, el Gobierno socialista quiere "sólo lo mejor de lo mejor y para el resto el despecho", lo que incluye "una campaña agresiva desde la educación".

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