L D (EFE) Serra Ferrer cumplió su anuncio de la víspera y planteó el duelo con extrema prudencia, parapetándose con una línea de cuatro defensas y dos mediocentros defensivos. Un entramado que el Sevilla, sin profundidad en los laterales, era incapaz de penetrar. La primera incursión por la banda, de Jesús Navas, dio lugar a la primera ocasión clara del encuentro, aunque Enzo Maresca mordió el pase atrás del canterano y el balón fue fácil presa del portero Moretto. Por los griegos, con Rivaldo convertido en un espectro del que fue, sólo Manduca inquietaba con sus incursiones por la banda derecha. Pero el brasileño chocaba con el argentino Federico Fazio, alineado a última hora por la lesión de Puerta en el calentamiento y el más inspirado entre los locales.
Precisamente, una arrancada racial del zaguero argentino propició la segunda gran ocasión del Sevilla en la primera parte. Fazio condujo el balón hasta el área rival, pero esta vez fue Jesús Navas quien no pudo imprimirle fuerza a su disparo. El AEK sufrió una crisis de concentración a partir de la media hora de juego y el Sevilla cercó el área griega con varias llegadas consecutivas. La más peligrosa fue la del inquieto Diego Capel, que remató a bocajarro en dos ocasiones: la primera, contra el cuerpo de Moretto, y la segunda, tras el rechace del meta, por encima del larguero.
No debía estar conforme Juande Ramos con el rendimiento de sus hombres en la primera parte, puesto que cambió en el descanso a sus dos pivotes. Renato y Keita, que cuajaron un buen partido ante el Real Madrid, ingresaban en el campo. El efecto deseado, aunque sin intervención de los relevos, llegó en forma de gol a los tres minutos del segundo tiempo cuando Kanouté realizó una fantástica apertura hacia la derecha, donde aguardaba Jesús Navas, cuyo pase de la muerte fue empujado por Luis Fabiano a la red.
Navas también fue el protagonista del segundo gol, en el que se ilustró como la estrella que sería si no mediara ese problema psicológico que lo atenaza y que le impide acudir a concentraciones largas. El canterano cogió la pelota en su propio campo y superó a dos rivales sin regatearlos, simplemente con dos brutales cambios de ritmo. Al llegar al área, conservaba aún lucidez para asistir a Kanouté, que batía a Moretto con un toque sutil, de primeras. Una auténtica obra de arte que propulsaba al Sevilla a la Liga de Campeones.
Rivaldo, cambiado por asfixia, ejemplificaba la impotencia ofensiva del equipo griego, que no había tenido un acercamiento digno de mención a la puerta de Palop en todo el partido hasta que Julio César, en el minuto 81, enroscaba con su pierna izquierda un balón que moría en el travesaño ante la mirada de un atónito Palop. La impresión que deja el partido, más allá del susto final y del marcador, es que sólo una hecatombe en Atenas puede apartar al Sevilla de la Liga de Campeones.
Ficha técnica del partido
Sevilla FC, 2: Palop; Hinkel, Boulahrouz (Keita, m.46), Fazio, Dragutinovic; Jesús Navas, Poulsen, Maresca (Renato, m.46), Capel; Luis Fabiano (Martí, m.70) y Kanouté
AEK de Atenas, 0: Moretto; Edson Ramos (Kafes, m.61), Geraldo, Dellas, Arruabarrena; Zikos (Tozser, m.90), Nsaliwa; Julio César, Rivaldo (Kone, m.66), Manduca; y Liberopoulos
Goles: 1-0, m.48: Luis Fabiano; 2-0, m.68: Kanouté
Árbitro: Lubos Michel (Eslovaquia). Mostró tarjeta amarilla a Maresca (m.40), por parte del Sevilla; y a Arruabarrena (m.40) y Zikos (m.89), por el AEK
Incidencias: Partida de ida de la tercera ronda previa de la Liga de Campeones disputado ante cerca de 46.000 espectadores que prácticamente llenaron el estadio Ramón Sánchez Pizjuán