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El Ejército aplasta las protestas en Birmania y aisla al país del resto del mundo

La Junta Militar de Birmania (Myanmar) aplastó este viernes con violencia los desesperados intentos de protesta llevados a cabo en Rangún por la población, a la que casi ha aislado del resto del mundo mediante el corte de las comunicaciones. A tiros o a bastonazos, las fuerzas de seguridad dispersaron a lo largo del día a decenas de grupos de birmanos que se asomaron a las mismas calles casi desiertas, en las que tras tres días de protestas han muerto al menos 15 personas, entre ellas dos extranjeros.

La Junta Militar de Birmania (Myanmar) aplastó este viernes con violencia los desesperados intentos de protesta llevados a cabo en Rangún por la población, a la que casi ha aislado del resto del mundo mediante el corte de las comunicaciones. A tiros o a bastonazos, las fuerzas de seguridad dispersaron a lo largo del día a decenas de grupos de birmanos que se asomaron a las mismas calles casi desiertas, en las que tras tres días de protestas han muerto al menos 15 personas, entre ellas dos extranjeros.
LD (Agencias) Este viernes, los soldados y policías vigilan, un día más, los monasterios, pagodas y principales puntos de Rangún para disuadir a los manifestantes con su número y presencia armada. La dictadura militar prohibió el martes pasado las reuniones públicas de más de cinco personas e impusieron el toque de queda desde las 09.00 de la noche a las 05.00 a la madrugada, hora local.
 
Además han sido desplegados soldados armados y agentes antidisturbios en los puntos claves de las ciudades y en los monasterios para controlar a los monjes budistas, que se habían convertido en el motor de las protestas. Sin embargo, miles de personas se han manifestado en la zona del hotel Trader. Las tropas, estacionadas en la pagoda de Sule han movido sus barricadas y alambres de espino para controlar la manifestación que fue encabezada por miembros de la Liga Nacional para la Democracia (LND), el único partido político que resiste la presión del régimen militar y que hasta la fecha había tenido un bajo perfil en las movilizaciones contra le Gobierno.
 
En el movimiento de tropas, los soldados han ocupado los principales monasterios de Rangún confinando a los monjes aislando a un barrio de la ciudad. Las principales intersecciones que rodean los templos permanecen cortadas  Cientos de personas han sido detenidas en las últimas horas y llevadas en camiones durante la madrugada de este viernes. "Nos han dicho que las fuerzas de seguridad tienen a los monjes bajo control", explicó bajo anonimato un diplomático asiático.
 
De acuerdo con fuentes de la disidencia, la dictadura ha transformado un colegio ubicado en las afueras de Rangún en un centro de detención para los más de mil arrestados, entre ellas ochocientos monjes budistas. El edificio se encuentra en la misma zona donde está el presidio de alta seguridad de Insein. Allí se encuentran la mayor parte de los presos políticos, entre ellos Aung San Suu Kyi, la líder de la LND.
 
Muchas víctimas
 
El ministro de asuntos Exteriores de la Junta Militar que desde hace 45 años gobierna Birmania, Nyan Win, se ha comunicado con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para comunicarle que el régimen concederá un visado para que su enviado especial para mediar en la crisis, Ibrahim Gambari, pueda entrar en el país. La misión de Gambari, que ha partido desde Bangkok, será evaluar la deteriorada situación política. Ante su arribo, el embajador australiano en Birmania, Bob Davis, aseguró que la cifra de víctimas es "significativamente mayor" a la que ofrecen las autoridades.
 
En tanto, miles de soldados están siendo movilizados hacia Rangún para sofocar las multitudinarias manifestaciones. En los últimos dos días han muerto por disparos de los militares al menos quince personas, entre ellas monjes budistas y el fotógrafo japonés Kenji Nagai. Las unidades que se han puesto en marcha pertenecen al Comando central y al Comando Sureste.
 
Al frente de las operaciones militares para sofocar las movilizaciones democráticas se ha puesto el jefe de la Junta Militar, el general Than Shwe. Según fuentes del régimen citadas por emisoras de radio birmanas de la disidencia, el dictador, un experto en la guerra psicológica, decidió disolver las manifestaciones después de que el comandante al cargo rehusase recurrir a la violencia.
 
Además, la Junta Militar ha creado nuevos regimientos con la misión de someter a los manifestantes, cuyo número llegó a más de trescientos mil personas en todo el país el lunes pasado y alrededor de 150.000 tan sólo en Rangún, la principal ciudad de la nación, el martes, antes de que el Gobierno impusiera el toque de queda y prohibiese las reuniones públicas de más de cinco personas.
 
Prohibido comunicarse
 
En Rangún, fuentes de las disidencia han denunciado que la Junta Militar cerró los cibercafés para impedir que salga al exterior información sobre la represión ejercida para frenar las protestas. La noche de este jueves el régimen cortó el servicio de los proveedores de internet del país e interrumpieron el servicio de líneas telefónicas al exterior justo cuando comienzan las manifestaciones. Las autoridades también han advertido de que procederán a realizar cortes telefónicos y de electricidad en las áreas donde ocurran las protestas.
 
Los portavoces de la oposición temen ahora que la Junta Militar tome medidas para evitar las recepción de la emisora Voz Democrática de Birmania, radio disidente que transmite desde Oslo (Suecia).
 
Birmania, uno de los países del mundo que más limita el servicio y uso de internet, autorizó en 2002 la apertura de cinco cybercafés en Rangún y otros tantos en Mandalay, al norte y la segunda ciudad del país. Antes de las actuales protestas, las llamadas telefónicas al extranjero en los hoteles de las principales ciudades eran interceptadas sin disimulo. Cuando se empleaba el servicio de internet había que entregar una copia del mensaje.

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