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Robinho aparece en el momento oportuno para tumbar a un Olympiacos con diez (4-2)

Sangre, sudor y lágrimas. El Real Madrid ha sufrido lo indecible para vencer a un Olympiacos que jugó durante casi todo el partido con un hombre menos por la expulsión de Torosidis. Galletti y Julio César neutralizaron el tempranero gol de Raúl para poner un sorprendente 1-2 en el marcador del Bernabéu. Pero entonces apareció Robinho para marcar el empate, provocar un penalti que falló Van Nistelrooy y liderar la remontada de los blancos. Peor le han ido las cosas a un Valencia que, sin David Villa, se ha visto superado por el Rosenborg (2-0).

Sangre, sudor y lágrimas. El Real Madrid ha sufrido lo indecible para vencer a un Olympiacos que jugó durante casi todo el partido con un hombre menos por la expulsión de Torosidis. Galletti y Julio César neutralizaron el tempranero gol de Raúl para poner un sorprendente 1-2 en el marcador del Bernabéu. Pero entonces apareció Robinho para marcar el empate, provocar un penalti que falló Van Nistelrooy y liderar la remontada de los blancos. Peor le han ido las cosas a un Valencia que, sin David Villa, se ha visto superado por el Rosenborg (2-0).
(Libertad Digital) Después de su polémica fiesta en Río de Janeiro, Robinho se ha reconciliado con la afición del Bernabéu. Aunque lo cierto es que lo hizo con un juego a ráfagas: fue de menos a más el brasileño, que ha reaparecido "feliz", como quería Bernd Schuster, después de que el técnico le indultase y apostara por mimarle antes que por el castigo. Lo cierto es que el Madrid ha tenido que tirar de casta, y también de intriga, para lograr un triunfo típicamente europeo, de los que jalonan su historial, con un Iker Casillas excepcional, un tanto de Raúl y en esta ocasión la redención de Robinho. Muchos factores que catapultan a los blancos a la primera plaza del grupo, cuando por momentos veía un camino de espinas, pero que no tapan sus importantes carencias.
 
El Olympiacos se presentó en el Bernabéu optando por la contención y, como se dejaba entrever en la víspera, el técnico Panagiotis Lemonis no alineó de entrada a Darko Kovacevic -le ha marcado diez goles al Madrid en quince partidos-, dejando solo en punta al congoleño LuaLua, con cinco centrocampistas por detrás. Pronto se le pusieron las cosas de cara a los blancos con el gol de Raúl (m.1). La jugada la inició Robinho con un buen robo de balón en el centro del campo. El brasileño habilitó a un Van Nistelrooy que se quedó solo ante Nikopolidis. Acertó a desviar el meta griego, pero el rechace lo aprovechó el capitán para marcar a placer.

La alegría sólo duró seis minutos. Predrag Djordjevic, con toda la permisividad de la defensa madridista, se inventó una buena jugada por el costado izquierdo y habilitó para Luciano Galletti. El ex jugador del Atlético de Madrid soltó un trallazo en el área ante el que nada pudo hacer Casillas. Poco después del empate, se produjo un lance que pudo resultar decisivo: la expulsión de Torosidis, por roja directa, tras derribar a Van Nistelrooy cuando el holandés encaraba solo la portería. Al Madrid le quedaban 78 minutos por delante con superioridad numérica sobre los del Pireo. Marcelo, a la media hora de partido, y Sneijder, a diez minutos para el descanso, obligaron a lucirse al veterano portero del club ateniense. Pero, apoyados por una afición ejemplar, los griegos no sólo aguantaban. Se estiraban. Un ex madridista como Julio César evitó otra ocasión de Raúl, mientras que Nikopolidis, el mejor de la primera parte, efectuó otro paradón a tiro de Robinho. Al descanso se llegó con empate a un gol.

Nada más reanudarse el partido, Julio César aprovechaba el enésimo despiste defensivo blanco para adelantar por primera vez a los griegos, que veían que se podía repetir el sueño de Bremen, donde habían logrado ante el Werder, a principios de mes, el único triunfo en Liga de Campeones de toda su historia. Había que hacer algo, así que Schuster optó por dar entrada a Gonzalo Higuaín por Míchel Salgado, dejando una defensa de tres. Dio resultado casi inmediato, porque a Sergio Ramos, aparte de talento, le sobran condiciones físicas para unirse al ataque. Un toque genial de Guti habilitó por la derecha al sevillano, cuyo centro remató de cabeza Robinho, que tras empatar besó el escudo y corrió a abrazarse con su técnico.

El Madrid se lanzó en tromba, pero la valentía del Olympiacos convirtió el partido, flojo en la primera mitad, en un auténtico encuentro de 'Champions'. La emoción emanaba cada vez con mas fuerza. Una de las fantasías de Robinho, con 'bicicleta' incluida, dio origen a la jugada del penalti. Van Nistelrooy asumió la responsabilidad pero falló desde el punto fatídico, enviando el balón al segundo anfiteatro. Del 3-2 se pudo haber pasado al 2-3 si el infatigable Djordjevic hubiera aprovechado una ocasión al contragolpe. Sí llegó el tercero del Madrid a ocho minutos del final. El autor, un Robinho que definitivamente terminaba de reconciliarse con la 'parroquia' de Chamartín. Los últimos minutos fueron de auténtico infarto, con una clarísima ocasión de Kovacevic que desbarató Iker Casillas. Y ya en el tiempo de descuento, Robinho le regaló el definitivo 4-2 al canterano Balboa.
 
 
Ficha técnica del partido

Real Madrid, 4: Casillas; Míchel Salgado (Higuaín, m.63), Sergio Ramos, Metzelder, Marcelo; Gago, Guti, Robinho, Sneijder (Balboa, m.81); Raúl (Torres, m.87) y Van Nistelrooy
Olympiacos, 2: Nikopolidis; Torosidis, Antzas, Julio César, Raúl Bravo (Zewlakow, m.74); Stoltidis, Patsatzoglou, Galletti, Ledesma (Núñez, m.85), Djordjevic; y Lua Lua (Kovacevic, m.72)

Goles: 1-0, m.1: Raúl; 1-1, m.7: Galletti; 1-2, m.46: Julio César; 2-2, m.67: Robinho; 3-2, m.82: Robinho; 4-2, m.92: Balboa
Árbitro: Tom Henning Oevreboe (Noruega). Expulsó con roja directa a Torosidis (m.12). Además, mostró tarjeta amarilla a Míchel Salgado (m.29) y Robinho (m.64), por el Real Madrid; y a Djordjevic (m.52), Patsazoglou (m.69), Galletti (m.75) y Antzas (m.89), por el Olympiacos
Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada de la primera fase de la Liga de campeones, grupo C, disputado en el Santiago Bernabeu ante cerca de 63.000 espectadores, entre ellos unos 3.000 aficionados griego
 

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