L D (EFE) El primer ministro iraquí Nuri al-Maliki afirmó este domingo que la violencia en Irak ha disminuido en un setenta y siete por ciento, y que el país ya ha superado los peligros del estallido de una guerra civil. Maliki hizo esas declaraciones en una rueda de prensa en Bagdad, en la que aseguró que también ha bajado notoriamente el hallazgo de cadáveres de personas asesinadas, y que se ha logrado acabar con el sectarismo.
El primer ministro iraquí también afirmó incluso que este descenso significa que la violencia sectaria entre suníes y chiíes "está cerrada ya". "Cuando la disputa sectaria concluya, no habrá que temer a las bandas de las provincias", afirmó Al Maliki, posiblemente refiriéndose a Al-Qaeda en Irak y a otras milicias de extremistas religiosos suníes. "La mayoría de estos terroristas están huyendo a países vecinos y ya he advertido a nuestros hermanos de los países árabes e islámicos que estén alerta para que no puedan hacer daño en esos países", agregó.
Asimismo, destacó que el desplazamiento forzoso de iraquíes ha descendido notablemente, "según las cifras que disponemos más de 7.000 familias desplazadas por la violencia han regresado a sus hogares". También, Maliki reveló que se está produciendo un retorno al país de iraquíes que se vieron forzados a huir al exterior.
Respecto a la posibilidad de decretar una amnistía a los presos, el primer ministro señaló que ha pedido "evaluar esa medida, pero advirtió que no beneficiará a quienes tengan las manos manchadas con la sangre del pueblo y hayan atacado a las fuerzas de seguridad iraquíes y de la coalición multinacional". El miércoles, el portavoz del Gobierno, Qasem Musawi, anunció que un total de 46.030 iraquíes regresaron al país durante octubre pasado después de la mejora de la situación de la seguridad en Irak.