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DOCUMENTO: Mensaje de Rajoy

Alocución pronunciada por Mariano Rajoy ante un grupo de periodistas acreditados en el Congreso de los DIputados, con motivo de la celebración del 29 Aniversario del referéndum de aprobación de la Constitución Española.

Buenos días, 
 
Como todos ustedes conocen, el domingo pasado asistimos al funeral de Raúl Centeno, y mañana asistiremos al funeral de Fernando Trapero. 
 
Quiero una vez más trasmitir mi sentimiento y mi pesar, que es el de mi partido, y enviar mis palabras de ánimo a su familia, a todos sus amigos, y en general, a todas las víctimas del terrorismo que siempre han tenido, tienen y tendrán el apoyo de Partido Popular. Sé que son lógicamente momentos difíciles. 
 
No tenemos más objetivo político, no tenemos otra prioridad distinta que la de la derrota de la organización terrorista ETA, que tanto daño ha causado a lo largo de estos últimos años en España y que es el verdadero enemigo de la vida, de la libertad y de los derechos de todos los ciudadanos españoles.  
Como es sabido, esos derechos y esa libertad son lo más importante que tenemos como personas y como seres humanos. Nuestro  objetivo y prioridad básica no es otro que la derrota de ETA.
 
Dicho esto. Hoy podemos decir que la legislatura está terminada. Quedan prácticamente un par de plenos  y supongo que se celebrarán también algunas comisiones y, en principio, si no hay ninguna otro de novedad, las cortes se cerrarán en diciembre, y salvo que se disponga otra cosa, ya no se abrirán en el mes de enero y se celebrarán elecciones generales en la primavera.
 
Quisiera resumir brevemente lo que para mi ha sido esta legislatura, y lo que yo voy a proponer y voy a trabajar para que sea la siguiente legislatura.
 
Creo que esta legislatura ha estado marcada fundamentalmente por tres acontecimientos: el primero el debate territorial y el debate sobre España; el segundo la negociación con ETA; y el tercero el abandono de los asuntos que verdaderamente importaban a los ciudadanos, me refiero, sobre todo, a la economía y a la educación.
 
Los dos primeros casos han roto consensos, eso es una mala noticia, que ha generado mucha división entre españoles; la desatención a la economía y a la educación es algo que, lógicamente, preocupa a la gente porque es su vida y es su día a día.
 
Por tanto, lo que hay que hacer en el futuro es corregir los errores que se han producido en esta legislatura y, fundamentalmente, dos cosas:
 
Primero. Recuperar los consensos que en España han existido entre los años 1978 y 2004. España tiene que ser lo que quieran los españoles y no lo que quiera una parte de los españoles representada por un partido político nacional, y por uno o dos partidos nacionalistas. Siempre en la historia de España las reformas estatutarias se hicieron con un acuerdo mayor de, al  menos, los dos grandes partidos nacionales. Por tanto, si elogiamos la Constitución, si respetamos la Constitución y queremos que la Constitución esté en vigor, lo que no se debe hacer es ir contra la Constitución.
 
Por esto, yo plantearé un consenso sobre el modelo territorial y plantearé, como ustedes ya saben, una reforma constitucional limitada para que haya un estado viable que pueda cumplir sus funciones con eficacia y, sobre todo, para que haya un Estado que garantice la igualdad de los españoles, que no haya ninguna discriminación entre españoles, por condición económica o social, o por el lugar en el que vivan. Todos los españoles son iguales y, por tanto, plantearé un consenso sobre el modelo territorial, el que hubo siempre desde 1978.
 
También plantearé un consenso en materia de lucha contra el terrorismo sobre la base de la derrota de ETA. Lo que quieren los españoles, lo que tenemos obligación de hacer los dirigentes políticos, estemos en el gobierno o en la oposición, es apostar por la derrota de ETA. Yo vuelvo a decir que lo que llevo diciendo durante años, aquello en lo que creo, no se puede ni se debe negociar nunca con una organización terrorista, porque eso, entre otras cosas, supone darles la esperanza de que conseguir sus objetivos políticos.
 
Quiero también decir que hoy es más necesario que nunca –también llevo años y meses insistiendo en este asunto, sobre todo en los últimos– poner en marcha la ilegalización de ANV y del PCTV, ya dijimos en su momento lo que todos sabíamos. Que ANV es Batasuna y es ETA, ya comentamos en su día que era sorprendente que un partido pudiera ser legal en unos municipios e ilegal en otros, esto no tiene precedente. No hay un partido que sea legal e ilegal a la vez en ningún lugar del mundo, porque va lisa y llanamente contra el sentido común.
 
Por tanto, consenso en materia territorial, como lo hubo hasta al año 2004. Yo desde luego trabajaré para ello. Consenso y acuerdo nacional para derrotar a ETA. Trabajaré para ello. Y también trabajaré para que haya un consenso, al menos, en política exterior y para la modernización y consolidación de nuestro sistema de protección social, especialmente la sanidad publica y las pensiones.
 
Y la segunda prioridad a la que me dedicaré en la próxima legislatura es la economía.
 
Los españoles han sufrido, sobre todo en los últimos tiempos, las consecuencias de una política que ha vivido de la herencia y de la inercia. Pero las herencias se agotan y ahora estamos viendo las subidas de precios, los problemas que hay con los salarios, las dificultades que tienen muchos españoles para llegar a fin de mes. Haré un programa electoral, alguno de cuyos puntos ya he dado a conocer, es decir, que no paguen impuestos ni se le retenga un euro en sus nóminas a aquellas personas que ganen 16.000 euros o menos al año.
 
Haré un programa electoral cuyo objetivo básico será la mejora de la competitividad de la economía española, que es lo mismo que trabajar para la mejora del bienestar y riqueza del conjunto de los españoles que es lo que importa.
 
Señoras y señores, termino.
 
Creo que España necesita serenidad, y la serenidad sólo es hija de la sensatez y del sentido común, y la primera obligación de los gobernantes es tomar decisiones sensatas, buscar los acuerdos, no generar divisiones, y no poner todo patas arriba. En los países normales, nadie discute sobre su país, sobre su nación, sobre la igualdad de la gente, y nadie plantea negociaciones que, como es evidente, no conducen a ninguna parte.
 
Por tanto, serenidad, que es hija de la sensatez, y mucho sentido común. 
 
Muchas gracias 

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