LD (Agencias) El proyecto impulsado por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y negociado con la canciller alemana, Angela Merkel, se llamará entonces "Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo". Es un gesto de reconocimiento del papel de España en la política euromediterránea, pero, eso: un gesto, pues en realidad nuestro país pierde peso y el relevo lo toma Sakozy.
En el borrador de conclusiones, que será discutido este sábado, se señala que "el Consejo Europeo ha aprobado el principio de la Unión por el Mediterráneo, que incluirá a los Estados miembros de la UE y a los Estados ribereños del Mediterráneo no pertenecientes a la UE, y que constituirá una mejora del Proceso de Barcelona".
La iniciativa fue explicada por el presidente francés y la canciller alemana sin incluir al presidente español pese a ser una de las potencias del sur de Europa y ser de los primeros paises en plantear la política euromediterránea.
El texto deja claro que en la UPM participarán todos los estados de la Unión y no sólo, como pretendía inicialmente el presidente francés, los ribereños del Mediterráneo.
En su parlamento Merkel quiso hacer referencia al "Proceso de Barcelona", lanzado en 1995 con un papel protagonista de España y dijo que contaba con un objetivo similar a la "Unión por el Mediterráneo" pero que se ha "ralentizado" y necesita "reactivarse políticamente".
Señaló que "es importante ponerlo en un nuevo estadio, pero no cambiaremos sus instrumentos" y destacó que el documento de Barcelona tenía "muchas cosas útiles y buenos proyecto políticos", pero necesita un "refuerzo de su dinámica".
En cualquier caso, con esta operación el presidente francés se muestra más ágil y arrebata a la España de Rodriguez Zapatero su papel en la política euromediterránea. Es una muestra de los escasos reflejos del presidente socialista en política exterior y en consecuencia de la pérdida de peso específico de nuestro país.