LD (EFE) Según un informe de la misión de la ONU en Irak, el respeto por los derechos humanos ha mejorado en los últimos meses aunque, destaca a la vez, queda todavía mucho por hacer en materia de detenciones, violencia contra la mujer y protección de las minorías. El texto, de 36 páginas, analiza la situación iraquí desde julio del año pasado, justo cuando los analistas consideran que comenzaron a percibirse los efectos del “plan de seguridad” aplicado por la fuerza multinacional en colaboración con el ejército y la policía iraquíes.
El texto reconoce que "los últimos tres meses de 2007 se han caracterizado por un marcado descenso de los ataques violentos", pero añade que, si bien los progresos son palpables en Bagdad y otras provincias, la situación no deja de empeorar en las provincias de Mosul (norte) y Diyala (este). Los primeros culpables, asegura, son las organizaciones terroristas: "Grupos suníes y chiíes toman como blanco deliberado a los civiles mediante atentados suicidas, coches-bomba y otros ataques (...), lo que equivale a crímenes contra la humanidad".
El incremento del terror y la inseguridad, destaca el informe, ha provocado que unos 4,4 millones de iraquíes se hayan visto desplazados de sus hogares. De esa cifra, 1,9 millones están exiliados y los 2,5 millones restantes son refugiados dentro de su propio país.
Uno de los casos de mayor preocupación es la situación de la abundante población reclusa, ya sea en cárceles del Estado o del Gobierno kurdo, en comisarías de policía o en centros de detención gestionados directamente por el Ejército estadounidense. En todos estos casos se repiten los mismos abusos: prolongado tiempo de detención sin juicio, difícil acceso de los abogados de defensa y de organizaciones humanitarias a los detenidos, casos sospechosos de tortura que no se investigan y exagerado número de reclusos menores de edad.