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Dos de los islamistas fugados en Marruecos fueron la clave para investigar a Jamal Zougam antes del 11-M

 

 
L D (Luis del Pino) La sorprendente fuga de nueve islamistas de una prisión marroquí la pasada semana ha tomado un giro inesperado, al descubrirse que dos de ellos, los hermanos Chatbi, estaban presuntamente relacionados con el máximo condenado por el 11-M, Jamal Zougam, y con su hermanastro Mohamed Chaoui, detenido como Zougam el 13-M, pero liberado a las pocas semanas de haberse producido los atentados de Madrid. Aunque esa relación entre Zougam y los hermanos Chatbi nunca llegó a ser demostrada, lo cierto es que fue debido a ella que el juez Garzón interviniera los teléfonos de Zougam y de su hermanastro un año antes del 11-M. Imagen: Kamal Chatbi, sumario 11-M.
 
El pasado lunes 7 de abril saltaba la noticia de que 9 presos islamistas habían protagonizado una fuga de película en la prisión marroquí de Kenitra, excavando desde sus celdas una galería de 25 metros de largo que les llevó al otro lado del muro de la prisión.
 
Aunque inicialmente se produjo bastante confusión con respecto a la identidades de los fugados y a los delitos por los cuales estaban condenados, Libertad Digital ha podido saber que dos de los fugados tenían relación, según los informes policiales, con el máximo condenado por los atentados del 11 de marzo, Jamal Zougham, así como con su hermanastro Mohamed Chaoui, detenido como él el 13-M, en plena jornada de reflexión de las anteriores elecciones generales.
 
Esos dos fugados de la prisión de Kenitra serían los hermanos Mohamed Chatbi (alias Abu Omaima, alias Al Achaab) y Kamal Chatbi, detenidos por las autoridades marroquíes en agosto de 2002 y condenados a 20 años de prisión por su pertenencia al grupo Salafia Al Jihadia.
 
El ingreso de Jamal Zougam en el club de los sospechosos habituales se produjo, precisamente, gracias a las supuestas relaciones de su hermanastro Mohamed Chaoui con los hermanos Kamal y Mohamed Chatbi. Relaciones que nunca llegaron a ser demostradas, ni tampoco llegaron nunca a sustanciarse en ningún tipo de acusación formal, pero que sirvieron de justificación para la primera intervención de los teléfonos móviles de Jamal Zougam y Mohamed Chaoui, ordenada por el juez Garzón el 7 de enero de 2003, dentro de las Diligencias Previas 396/02 que instruía el Juzgado Central de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional.
 
En esas Diligencias Previas, el juez Garzón investigaba a posibles miembros del Grupo Islámico Combatiente Marroquí. Posteriormente, al producirse los atentados de Casablanca en mayo de 2003, en los que murieron cuatro ciudadanos españoles, esas Diligencias Previas se transformaron en el Sumario 09/03.
 

 
La célula de Salafia Al Jihadia
 
Según las informaciones recabadas por la policía marroquí y española, durante el año 2000 un grupo de individuos pertenecientes al movimiento radical Salafia Al Jihadia cometieron una serie de atentados con víctimas mortales en varias ciudades de Marruecos.
 
Al año siguiente, tres de los miembros de esa célula (Karim Mejjati y los hermanos Mohamed y Kamal Chatbi) se trasladaron a España para recabar ayuda para desplazarse a Afganistán, con el fin de obtener entrenamiento militar en los campos de Al Qaeda. Una vez llegados a nuestro país, contactaron con personas relacionadas con la célula española de la organización de Osama Ben Laden. En concreto, fueron Amer El Azizi y Abu Dahdah los que les ayudaron, según los informes policiales, a viajar vía Irán hasta el campo de entrenamiento Al Farouk en Afganistán.
 
Después de su estancia en los campos de entrenamiento de Al Qaeda, los hermanos Chatbi regresaron a Marruecos, donde fueron detenidos en agosto de 2002 y condenados por su relación con el terrorismo islámico. Aunque las primeras informaciones después de su fuga de la prisión de Kenitra relacionaban a los hermanos Chatbi con los atentados de Casablanca, lo cierto es que resulta imposible que participaran en los mismos, puesto que esos atentados se cometieron en mayo de 2003 y los hermanos Chatbi estaban detenidos desde nueve meses antes.
 
Quien sí podría estar vinculado con los atentados de Casablanca es el otro miembro del grupo que viajó a Afganistán, Karim Mejjati, ciudadano francés de origen marroquí que actualmente se encuentra en busca y captura. Las autoridades judiciales marroquíes expidieron el 4/9/2003 una orden de detención contra él por  asociación ilícita, complicidad en varios asesinatos, intento de asesinato, secuestro, detención ilegal, robo con agravantes, falsificación de documentos, incendio provocado y complicidad en un delito de atentado contra la seguridad del Estado.
 
Las informaciones sobre el paradero actual de Karim Mejjati son bastante confusas, puesto que, mientras que algunos informes indican que falleció en Arabia Saudí en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad de aquel país, otras fuentes afirman que fue detenido en Turquía y extraditado a Marruecos.
 
Las acusaciones contra Jamal Zougham y Mohamed Chaoui
 
A finales de 2002, la Unidad Central de Inteligencia Exterior dirigía una solicitud al juez Garzón para que se intervinieran los teléfonos móviles de Jamal Zougham y de Mohamed Chaoui, que figuraban asociados a las tiendas de telefonía que regentaban: Jawal Mundo Telecom (en la C/ Tribulete de Lavapiés) y Meditel (en la C/ Almansa). La solicitud de intervención, concedida por Garzón el 7 de enero de 2003, se produjo en el marco de las Diligencias Previas 396/02 que estaba instruyendo el Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional.
 
La razón que se alegaba para justificar la intervención de esos teléfonos era que Mohamed Chaoui acogió en su casa, supuestamente, a los hermanos Chatbi durante los meses de julio y agosto de 2001 y los puso en contacto con Amer El Azizi, que les ayudaría posteriormente a llegar a Afganistán.
 
A partir de ahí, los teléfonos móviles de Jamal Zougham y de Mohamed Chaoui estuvieron intervenidos de modo continuo durante más de un año, hasta pocos días antes del 11-M, momento en que se ordena que cese la intervención de esos teléfonos móviles y en que se intervienen, en su lugar, los teléfonos fijos de las dos tiendas de telefonía que esos hermanastros regentaban.
 
En ningún momento se ha llegado a aportar a la instrucción del 11-M ninguna prueba de esas supuestas relaciones de Jamal Zougham y Mohamed Chaoui con los hermanos Chatbi, con Amer El Azizi o con Karim Mejjati. Como tampoco ha hecho uso la Fiscalía de esas supuestas relaciones que, en caso de existir, constituirían un indicio enormemente sólido de las actitudes radicales de Chaoui y de Zougham.
 
El propio Mohamed Chaoui, que en la actualidad se encuentra en libertad sin ningún tipo de cargo, afirmó en declaraciones a Libertad Digital que ni él ni Jamal Zougham conocían a los hermanos Chatbi, y que en ningún momento nadie les ha preguntado nunca, en los interrogatorios policiales o judiciales, por esas dos personas.
 
Sin embargo, fueron esas supuestas relaciones las que llevaron a intervenir por primera vez los teléfonos de Zougham y Chaoui un año antes del 11-M.
 
El informe de Gómez Menor
 
Como también es cierto que las acusaciones contra Zougham y Chaoui respecto a sus relaciones con las células radicales marroquíes no se limitaron a las etapas anteriores al 11-M.
 
En un informe elaborado por el comisario Rafael Gómez Menor y entregado al juez Garzón en diciembre de 2004 se afirmaba que "según informaciones obtenidas de Servicios Amigos a nivel de inteligencia, Mohamed Chatbi ... tuvo relaciones con Mohamed Chaoui con la finalidad de que le consiguiera unos ordenadores, y éste a su vez se puso en contacto para ello con Abu Dahdah".
 
El informe continuaba diciendo: "En el domicilio de Mohamed Chaoui se han celebrado reuniones donde asistieron Abu Dahdah y otros miembros o simpatizantes de su célula; en el establecimiento de Mohamed Chaoui se han celebrado encuentros con Abu Dahdah y otros miembros o simpatizantes de su célula; Mohamed Chaoui parece tener una cierta complicidad con Abu Dahdah en el tema de posibles tarjetas de teléfono falsificadas; su hermano Jamal Zougham aparece muy involucrado en las actividades de la célula de Abu Dahdah y es conocido el hecho de que los vínculos familiares son tenidos muy en cuenta a la hora de reclutar o captar nuevos elementos por parte de las células extremistas islámicas. Todo lo anterior induce a pensar que Mohamed Chaoui es un seguidor de Imad Eddin Barakat Yarkas, alias Abu Dahdah."
 
Esas mismas imputaciones serían repetidas, textualmente, en un informe que la Comisaría General de Información dirigió al juez Del Olmo en agosto de 2005, dentro del sumario instruido por los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.
 
Es decir, muchos meses después del 11-M, los informes policiales seguían afirmando que existía una relación entre Mohamed Chaoui y Jamal Zougham, por un lado, y los movimientos radicales Al Qaeda (Abu Dahdah) y Salafia Al Jihadia (Mohamed Chatbi) por otro. Lo sorprendente es, entonces, por qué Mohamed Chaoui estaba en libertad. Si esa relación existía, ¿por qué fue puesto en libertad sin cargos pocas semanas después del 11-M? Y, si no existía, ¿por qué se llegó a afirmar que sí que había tal relación?
 
Sea como sea, esos hermanos Chatbi están ahora en paradero desconocido, después de la sorprendente "fuga de Kenitra" que saltaba a los medios hace una semana. Cinco guardianes de la prisión marroquí han sido arrestados a raíz de la fuga.

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