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El Papa afronta una intensa jornada en la que será recibido por Bush en la Casa Blanca

Tras una recepción si precedentes en la base aérea de Adrews, en la que Bush rompió el protocolo para saludar al Santo Padre al pie del avión, Benedicto XVI afronta una intensa jornada de trabajo en el que es su primer viaje a los Estados Unidos. Los escándalos de pederastias fueron "una vergüenza que no se debe repetir", dijo todavía en el avión. Dichos casos, precisó el Sumo Pontífice, supusieron "un gran sufrimiento para EEUU, para la Iglesia y para mí, personalmente". Siga la visita del Santo Padre en Religión en Libertad.

Tras una recepción si precedentes en la base aérea de Adrews, en la que Bush rompió el protocolo para saludar al Santo Padre al pie del avión, Benedicto XVI afronta una intensa jornada de trabajo en el que es su primer viaje a los Estados Unidos. Los escándalos de pederastias fueron "una vergüenza que no se debe repetir", dijo todavía en el avión. Dichos casos, precisó el Sumo Pontífice, supusieron "un gran sufrimiento para EEUU, para la Iglesia y para mí, personalmente". Siga la visita del Santo Padre en Religión en Libertad.
LD (EFE) El Papa Benedicto XVI llegó el martes a Washington para una visita de seis días a EEUU con un mensaje de disculpas por los abusos sexuales de menores perpetrados por algunos sacerdotes en este país, que ha calificó de "vergüenza". En declaraciones en el avión que le llevaba a EEUU, el Santo Padre afirmó que los escándalos de pederastia fueron "una vergüenza que no se debe repetir".

Esos casos, precisó el Sumo Pontífice, supusieron "un gran sufrimiento para EEUU, para la Iglesia y para mí, personalmente". No comprendo cómo esto pudo suceder", agregó el Obispo de Roma a los periodistas que le acompañaban en el avión.

Benedicto XVI añadió que "cuando leo las historias de las víctimas me parece imposible entender cómo ha podido suceder que un sacerdote traicione su misión de dar aliento y el amor de Dios a estos niños". Fue tras esa frase cuando el Papa calificó de "vergüenza" esos actos y agregó que "ahora tenemos que hacer todo lo posible para que esto no vuelva a suceder".

Reunión de Bush y el Papa en la Casa Blanca

La portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, no descartó en su rueda de prensa diaria que el asunto figure en la conversación que mantendrán mañana en el Despacho Oval Bush y el Santo Padre, aunque indicó que la agenda tiene otras prioridades.

Entre ellas, citó los derechos humanos, la tolerancia religiosa y la necesidad de colaborar para combatir la ideología extremista. Bush también se interesará por el trabajo papal en la promoción del diálogo entre las distintas confesiones.La situación en el Líbano completa, según Perino, la agenda prevista entre ambos.

Antes de su reunión en el Despacho Oval, Bush y la primera dama, Laura, recibirán al Papa con una ceremonia de bienvenida en los jardines de la Casa Blanca, a la que está prevista la asistencia de entre 9.000 y 12.000 personas.

Benedicto XVI "oirá del presidente que EEUU y el mundo necesitan escuchar su mensaje, que Dios es amor, que la vida humana es sagrada, que todos debemos guiarnos por la ley moral común y que todos tenemos la responsabilidad de cuidar de nuestros hermanos que lo necesiten, en casa y en todo el mundo", declaró Perino.

La Casa Blanca tiene previsto también ofrecer una cena en honor del Santo Padre, que cumple mañana 81 años, y a la que están invitados líderes católicos, aunque el Sumo Pontífice no estará presente, ya que, en su lugar, participará en una reunión con los obispos estadounidenses.
 
Misa ante 45.000 personas

La estancia del Obispo de Roma en Washington se completa con una misa en un estadio de béisbol ante 45.000 personas, una reunión con representantes de otras confesiones y otra con personalidades del mundo universitario católico.

En Nueva York, el Papa visitará la sede de la ONU, ofrecerá otra misa y celebrará un encuentro con los jóvenes. También, entre otros actos, acudirá a la Zona Cero, donde fueron perpetrados los atentados del 11 de septiembre de 2001.

La visita papal está rodeada de medidas de seguridad, que se complican por la necesidad de combinar la protección al Pontífice con las exigencias de acceso del público a los actos. Además de la protección de los Servicios Secretos y de las unidades policiales de Washington y Nueva York, el Papa viaja con su propio equipo de seguridad del Vaticano.

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