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Palabras de Aznar sobre Tony Blair

Discurso de José María Aznar, al entregar el premio del Consejo Atlántico al Liderazgo Político al ex primer ministro británico, Tony Blair, durante una gala celebrada en Washington DC en la noche del pasado lunes.

(Texto en inglés distribuido por FAES. Traducción de Libertad Digital)
 
 
Es un placer para mí estar aquí para presentar a uno de los grandes líderes del Mundo y, sobre todo, una maravillosa persona.
 
Cuando nos encontramos por primera vez, parecía poco probable que pudiésemos convertirnos en amigos.
 
Oficialmente, él era un veterano izquierdista. Toda mi vida he sido un conservador. Él era sociable. Yo era conocido por ser tímido y reservado. En un tiempo, él intentó encontrar fama como estrella del rock. A mis destrezas musicales les queda mucho por mejorar. Pero contra todo pronóstico, hemos madurado una amistad real a través de los años.
 
Pronto nos dimos cuenta de que compartíamos los mismos valores. Que teníamos una visión parecida del mundo. Que creíamos en la importancia de transmitir la verdad a tu mundo.
 
Hemos compartido momentos de esperanza y momentos de incertidumbre. Siempre actuamos de acuerdo a lo que creíamos que era correcto, de acuerdo con nuestra consciencia y responsabilidades.
 
La persona que os presento nunca ha perdido su sentido del humor y optimismo. Y hemos pasado por momentos difíciles.
 
El mejor comentario que podéis hacer sobre sus diez años en el Gobierno, es que cuando se retiró dejó su país en una situación mucho mejor.
 
Modernizó su propio partido, preparándolo para encarar los desafíos del futuro. Renovó la economía. Trabajó con éxito por su visión de Europa. Dinámica y abierta, leal al vínculo real que nos une a través del Atlántico: democracia , libertad individual, derechos humanos y el imperio de la Ley. Nosotros compartimos una idea de Europa.
 
Una Europa libre, con una economía abierta, servicial y disponible para asumir sus responsabilidades con sus amigos del Atlántico. Y él se unió a sus aliados para defender esos valores. Siempre he admirado su dedicación y su capacidad de trabajar duro. Mientras estuvo en el Gobierno, hizo algo nunca visto en los últimos 200 años. Encontró tiempo para aumentar su familia. Algo que sus colegas alrededor del mundo presenciamos con gran admiración.
 
No obstante, debo decir que algo le favorecía. Está casado con una mujer de carácter, inteligente, llena de coraje y devota de su familia. Debe ser una de las dos cosas obvias que tenemos en común.
 
La segunda es que pertenecemos a un club muy exclusivo, el integrado por aquellos que se han retirado del poder voluntariamente.
 
Ahora, le han encomendado la difícil tarea de representar a la Comunidad Internacional en su esfuerzo de una paz segura en Oriente Medio. No podría pensar en una persona más conveniente para ese trabajo. Estoy seguro de que el cree que la libertad es para cada uno y que la paz debe construirse sobre la base del respeto por los derechos humanos y la mutua tolerancia.
 
Y, como el Papa Benedicto XVII nos ha recordado recientemente en Washington, cree que la "libertad es siempre nueva. Es un desafío en manos de cada generación, y debe ser constantemente conquistada para la causa del Bien".
 
La persona de la que estoy hablando también dedicará su futuro trabajo a promover el entendimiento inter-religioso, un desafío real en el mundo de hoy en el cual la libertad, la democracia y la tolerancia sólo prevalecerán si ganamos la batalla de los valores globales y las ideas.
 
Por tanto, en nombre del Consejo Atlántico, es un gran honor para mí presentarles a Ustedes a mi buen e insólito amigo, el ex primer ministro del Reino Unido, Señor Tony Blair.

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