LD (Europa Press) El presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, se ha retractado totalmente y ha apoyado el trasvase del Ebro a Barcelona porque "no se puede vivir sin beber agua, lógicamente, pero sí sin regar o fomentar el turismo", lo que le llevó a rechazar la infraestructura propuesta por PP para llevar los recursos hídricos a Valencia, Murcia y Almería.
Iglesias se ha manifestado siempre en contra de cualquier trasvase y la semana pasada dijo que estaría en contra de cualquier infraestructura de este tipo. Incluso el estatuto aragonés se opone frontalmente a esta obra, aunque, sin embargo, el presidente aragonés no considera que esto sea un trasvase.
De este modo, los partidos políticos representados en las Cortes de Aragón están tomando posiciones ante esta medida, que pone a prueba el consenso hidráulico hilvanado durante los últimos años y plasmado en el Estatuto de Autonomía de Aragón cuya reforma entró en vigor tal día como hoy, 23 de abril, hace un año.
El jefe del Ejecutivo autónomo se apoya, para defender este trasvase, en el hecho de que el agua que reclaman los opositores al trasvase de la Generalidad de Cataluña es para abastecer a los casi cinco millones de residentes en la ciudad condal y su área metropolitana.