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PERFIL: El genio militar del general David Petraeus

LD (R. Colomer) El general David Petraeus, comandante jefe de las tropas norteamericanas en Irak, presentó en 1987 la tesis “El Ejército estadounidense y las lecciones de Vietnam” con la que obtuvo el doctorado en Asuntos Públicos e Internacionales por la prestigiosa Universidad Woodrow Wilson. Quien iba a decirle que veinte años después estaría capitaneando la misión exterior más importante de su país tras la caída del Muro de Berlín.
 
Lo cierto es que el joven Petraeus apuntaba maneras. Nació en el seno de una familia humilde en el estado de Nueva York un frío 7 de noviembre de 1952. La vocación militar le vendría heredada de su padre. Un marino holandés que emigró a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial.
 
Enseguida destacó por sus capacidades intelectuales y por su habilidad para practicar, con éxito, todo tipo de deportes. En 1974 se licenció en la academia militar de West Piont, siendo el décimo expediente de su promoción. No todo eran los estudios y David Petraeus dejó constancia de sus buenas aptitudes en el esquí y el fútbol americano.
 
Dos meses después de salir de la academia contrajo matrimonio con Holly Knowlton con la que ha tenido dos hijos. En el 79 fue nombrado suboficial de operaciones de la División de Infantería en Fort Stewart en Georgia.
 
El general Petraeus tiene madera de ganador pero no siempre ha salido airoso de todas sus aventuras. En 1991 en unas maniobras de entrenamiento recibió un disparo amigo en el pecho. Nueve años más tarde cuando estaba destinado en divisiones aéreas se fracturó la pelvis como consecuencia de un salto en paracaídas.
 
Ha cumplido misiones en Haití, Kuwait y Bosnia Herzegovina pero no se estrenó en la guerra hasta 2003. Entonces fue destinado en las conocidas como “Ágilas Negras”, División Aerotrasnsportada 101 en el norte de Irak.
 
Un año más tarde empezó a profundizar en la situación en el país árabe que comenzaba a estallar por los aires después de haber realizado una de las intervenciones militares más eficaces y con menos víctimas que se recuerdan. Fue nombrado primer comandante del Mando Multinacional para la Seguridad en la Transición de Irak. Luego pasó al centro intelectual del Ejército de EEUU, el Centro Combinado de Armas, donde contribuyó a redactar el manual norteamericano contra las organizaciones terroristas y rebeldes en ese país.
 
La gran oportunidad, pero también el gran reto de su carrera llegó en enero 2007 cuando el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció un cambio de estrategia. Un mes más tarde, el 10 de febrero, el general David Petraeus sustituía a George Casey como comandante jefe de las tropas norteamericanas en el país.
 
El plan de reconstrucción de Irak había hecho aguas porque sencillamente no existía como tal. Las discrepancias entre el Pentágono y el Departamento de Estado condujeron a una serie de decisiones erróneas tomadas por una de las figuras más criticadas de este periodo: Paul Bremer, apodado como el “virrey de Irak”. La peor de ellas fue el desmantelamiento de las fuerzas de seguridad del Baaz dejando a miles de profesionales armados resentidos en las calles de Bagdad.
 
Los atentados suicidas pasaron a convertirse en el paisanaje de Irak. Redes terroristas como la de Bin Laden vieron en el país el nuevo escenario para combatir a su enemigo estadounidense. El caos y la inseguridad se apoderaron de la geografía. Aún así no se puede olvidar que en enero de 2005 los iraquíes acudieron a las urnas en masa legitimando la misión internacional.
 
En cualquier caso, el panorama de Irak dos años más tarde era todo menos tranquilo. La primera medida del general Petraeus fue la de pedir un aumento de tropas (30.000 nuevos efectivos) para poder establecer su estrategia que se fundamentó básicamente en la conquista de islas de seguridad en Bagdad hasta convertirla en una ciudad segura y en fomentar alianzas con las tribus árabes en la provincia de Diyala para combatir conjuntamente el terrorismo indiscriminado de Al Qaeda o del clérigo radical chií, Muqtada Al Sadr, el Ejército AlMahdi.
 
En un año de gestión se han reducido considerablemente el número de atentados y se empieza a percibir ciertos niveles de seguridad aunque como señaló en su última comparecencia en la Cámara de Representantes a mediados de abril los avances son “frágiles y reversibles”. En consecuencia, pidió un replanteamiento del plan de retirada de los efectivos "extra" en la zona.
 
El progreso no obstante es palpable. Los telediarios raramente abren la sección de internacional con un atentado masivo en Irak y no lo hacen porque afortunadamente apenas se producen.
 
El genio militar de David Petraeus y sus buenas prácticas le han valido el sobrenombre del Rey David. Entre septiembre y octubre, el mediático y carismático general irá a su nuevo destino aunque permanecerá en la región como jefe de las fuerzas norteamericanas en Oriente Medio y Asia.
 
El general Petraeus se puede ir con la tranquilidad del trabajo bien hecho aunque seguro que mantendrá su compromiso desde otro nivel  por la completa estabilización de Irak. Se va pero que quede su genio.

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