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Una vecina de Fritzl: "Le encantaba ir de vacaciones a Tailandia, sabe a qué me refiero"

Aunque ya ha confesado gran parte de los monstruosos crímenes que cometió, las declaraciones de Josef Fritzl, el padre austriaco que tuvo siete hijos con su primogénita a la que violó reiteradamente, continúan. Según informa la CNN, la Policía austriaca ha revelado que el padre violador obligó a su hija a escribir cartas para que todos creyeran que había huido de casa. Eso ocurrió hace 24 años, cuando Fritzl decidió encerrarla y Elisabeth "desapareció". Los testimonios de sus vecinos recogido por Efe le describen como un tipo "muy vanidoso", que le encantaba coquetear con las mujeres. Gobernaba su casa "como un teniente general" y trabajaba de madrugada en su "jardín". Le gustaba ir de vacaciones a Tailandia, paraíso de los pederastas y había sido condenado en los 80 por acoso sexual a una mujer.

El sótano del terror

Aunque ya ha confesado gran parte de los monstruosos crímenes que cometió, las declaraciones de Josef Fritzl, el padre austriaco que tuvo siete hijos con su primogénita a la que violó reiteradamente, continúan. Según informa la CNN, la Policía austriaca ha revelado que el padre violador obligó a su hija a escribir cartas para que todos creyeran que había huido de casa. Eso ocurrió hace 24 años, cuando Fritzl decidió encerrarla y Elisabeth "desapareció". Los testimonios de sus vecinos recogido por Efe le describen como un tipo "muy vanidoso", que le encantaba coquetear con las mujeres. Gobernaba su casa "como un teniente general" y trabajaba de madrugada en su "jardín". Le gustaba ir de vacaciones a Tailandia, paraíso de los pederastas y había sido condenado en los 80 por acoso sexual a una mujer.
L D (Agencias) El estado de salud y su inclinación a llorar eran los criterios por los cuales el violador austríaco Josef Fritzl escogió a tres de los seis hijos que tuvo con su hija para adoptarlos junto con su esposa. Así lo afirmó hoy Leopold Etz, inspector jefe de la Oficina regional contra el Crimen de Baja Austria, en base a los primeros interrogatorios de Fritzl, un septagenario que durante 24 años mantuvo encerrada en un sótano a su hija Elisabeth, a quien violó sistemáticamente y le hizo siete hijos, uno de los cuales murió.

Según Etz, el destino de los tres niños más tranquilos fue permanecer con su madre en el sótano, sin ver la luz natural hasta ser liberados el sábado pasado. Fritzl había subido del calabozo a tres bebés de pocos meses de edad en los años 1993, 1994 y 1997, alegando ante su familia que la hija, supuestamente desaparecida en una secta, los había depositado delante de la puerta de su casa.

Estos niños crecieron en la casa familiar como si fueran nietos y luego fueron adoptados por Fritzl y su esposa Rosmarie, quien al parecer no sabía nada de los crímenes cometido por su marido. Y mientras que los tres menores disfrutaron de una educación ejemplar, incluyendo instrucción musical y deportiva, los otros tres hermanos malvivieron en el calabozo de unos 60 metros cuadrados y 1,70 metros de altura.
 
El portavoz de la Policía austriaca ha informado de que "la madre tenía recuerdos del mundo exterior y se acostumbró a la situación. El resto de ellos (los niños) no sabían nada".
 
Josef Fritzl contó este lunes a los investigadores que hace 24 años obligó a su hija Elisabeth a escribir varias cartas a su familia para que todos creyeran que había escapado de casa y así tener una explicación a las preguntas. Así logró esconderla en el sótano de su casa junto a los hijos que nacieron tras las reiteradas violaciones a la que sometió a su hija. Tres de ellos –Kerstin de 19 años, Stefan de 18 y Felix de 5– nunca llegaron a ver la luz del día.
 
Los relatos de los vecinos
 
Según los relatos de varios vecinos, Fritzl gobernaba "como un teniente general" en su casa, era muy celoso de su privacidad, lo que explicaría porqué nadie de su familia se dio cuenta que mantenía encerrada a su hija en un zulo tres metros debajo del jardín.

"No dejaba que su mujer Rosmarie hablara mucho tiempo con la gente, siempre insistía en que los miembros de su familia permanecieran en casa", recuerda en declaraciones a EFE una anciana vecina, que durante años vivió en el edificio contiguo.

"Siempre nos llamó la atención que Fritzl trabajaba hasta altas horas de la noche en el jardín, pero nunca nos podíamos imaginar qué es lo que en realidad estaba haciendo", agrega Karina, una joven que vive en la misma calle.

La chica conoce desde hace años a Lisa, una de las hijas-nietas de Fritzl, que vivía en la casa y a la que describe como "muy tranquila pero simpática".

Por otra parte, la prensa sensacionalista austriaca publica una foto de Fritzl bronceado y exultante en bañador, una imagen tomada aparentemente en 1998 en una playa de Tailandia, donde estuvo dos semanas de vacaciones con un amigo. "Si claro, eso sí lo sabíamos todos, le encantaba ir de vacaciones a Tailandia. Usted ya sabe a que me refiero", señaló a EFE otra vecina, en referencia al posible abuso sexual de menores en ese país asiático.

El diario sensacionalista Kronenzeitung afirma en su última edición saber que el acusado ya tenía antecedentes penales por acoso sexual de un mujer (no emparentada con él) por lo que habría estado en la cárcel, pero las autoridades no han confirmado estas versiones alegando que los posibles delitos ya han prescrito. El rotativo vienés incluso pública una foto de Fritzl, tomada en 1982 durante el proceso judicial en un tribunal austriaco.

Gerda S., una ex compañera de trabajo de Fritzl, relata en el diario Österreich que éste siempre iba bien vestido, "parecía un diplomático" y que le encantaba coquetear con las mujeres. "Era una persona especialmente vanidosa, su corbata nunca estaba mal puesta y sus zapatos siempre relucientes", señala en declaraciones a ese diario, que ha enviado a una docena de reporteros a Amstetten para informar sobre el suceso. "Era una tipo muy apuesto. Todas las mujeres en la empresa estaban detrás de él", asegura Gerda.
 
Kampusch ofrece ayuda
 
La joven austriaca Natascha Kampusch, conocida por reaparecer en 2006 tras ocho años de cautiverio cerca de Viena, ofreció su ayuda a Elisabeth Fritzl. "Tuve este deseo espontáneamente", dijo Kampusch a la radio pública ORF, respecto a este caso. Kampusch explicó que ya se ha puesto en contacto con las autoridades del Estado federado de Baja Austria, donde, en la ciudad de Amstetten, se encuentra la vivienda de los Fritzl y el sótano en el que Elisabeth y tres de sus hijos estaban recluidos.
 
Kampusch dijo que deseaba sobre todo contactar con Elisabeth, ya que considera haber vivido un suplicio comparable, pero también desea ayudar a toda la familia con parte del dinero que ha recaudado en los últimos dos años. "Por un lado, me preocupa la familia, porque toda la agitación de la prensa seguro que no es bueno para esas personas", dijo la joven de 20 años. Por otro lado, cree que ayudará un apoyo financiero sobre todo para educar y reintegrar a los hijos e hijas de Elisabeth. "Sí. El dinero ayuda al menos", pues "hay que pensar que crecieron allí, y tendrán dificultades en sus relaciones sociales y de otro tipo", dijo.
 

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