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Solbes: "No me preocupa el déficit de las cuentas públicas"

Nueva vuelta de tuerca a la percepción que tienen los miembros del Gobierno sobre el preocupante estado de las cuentas públicas. Después de que el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, dijera que el superávit presupuestario no es un objetivo en sí mismo, este martes el vicepresidente económico, Pedro Solbes, afirma que “no le preocupa” que el Estado gaste más de lo que ingresa. 

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Nueva vuelta de tuerca a la percepción que tienen los miembros del Gobierno sobre el preocupante estado de las cuentas públicas. Después de que el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, dijera que el superávit presupuestario no es un objetivo en sí mismo, este martes el vicepresidente económico, Pedro Solbes, afirma que “no le preocupa” que el Estado gaste más de lo que ingresa. 
(Libertad Digital) Las vacas flacas ya están aquí y el superávit ya no servirá para alimentarlas, sino para seguir adelgazando sus fláccidas carnes. Hasta el vicepresidente económico se olvida de que durante toda la campaña electoral y el tiempo en que Zapatero negaba la crisis, el superávit era motivo de orgullo y la panacea que nos permitiría capear el temporal.
 
"Si el crecimiento de la economía se sitúa claramente por debajo del 2,3 por ciento en 2008 vamos a ver un ligero déficit, pero no me preocupa", dijo este martes Solbes en un curso de verano organizado por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
 
En este sentido, reconoció que el Estado arrojará déficit al cierre de 2008, mientras que la Seguridad Social cerrará el año con un excedente menos boyante" que hasta ahora, por lo que la suma de ambos seguirá arrojando un "ligero superávit". Sin embargo, indicó que teniendo en cuenta el cierre de las cuentas de comunidades autónomas y entidades locales, el resultado final puede ser de un "ligero déficit".
 
De cara al 2009, admitió que si el crecimiento es aún menor que en 2008, "posiblemente" habrá también déficit, aunque, a su parecer, dependerá mucho de la evolución de la economía. En cualquier caso, el vicepresidente recordó que el superávit se acumula en épocas de bonanza económica y que hay que aceptar el déficit cuando el crecimiento es menor.
 
Pero los economistas creen que sí debería importarle al vicepresidente el paupérrimo estado de las cuentas públicas. Sobre todo cuando se produce en un entorno de desaceleración económica mundial, con subidas de precios y restricciones a la financiación exterior, como está sucediendo ahora.
 
Nivel de deuda pública
 
Añadió que no le preocupa que en el conjunto de las administraciones -Estado, Seguridad Social, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos- no haya superávit este año, porque eso es algo con lo que sólo se cuenta desde 2005, y porque del mismo modo que con mayor crecimiento hay saldo positivo puede haber déficit con un crecimiento menor.
 
Tras recordar que con la reforma de la ley presupuestaria se distingue claramente entre las cuentas de la Seguridad Social, las del Estado y las de las comunidades autónomas y corporaciones locales, Solbes insistió en que lo que al Gobierno le preocupa es mantener los niveles de deuda pública actuales.
 
Al cierre del año pasado, las cuentas públicas tuvieron un superávit del 2,23% del PIB, mientras que la deuda pública había bajado hasta el 36,2% del PIB. No obstante, Solbes considera que en al actual coyuntura hay que dejar actuar a los estabilizadores automáticos y si el funcionamiento de ellos genera mayor déficit, "hayque entenderlos"
 
Una crisis real
 
La crisis económica es una terrible realidad que ya reconocen Solbes y Zapatero aunque algún renombrado socialista, como el nuevo secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, insista en negarla.
 
Todas las semanas aparecen nuevos indicadores y datos que corroboran la mala situación que vive nuestra economía. En este contexto de crisis, el Gobierno insiste en mantener las inyecciones de gasto público para combatir el desempleo con prestaciones al desempleo, para aumentar las pensiones o apoyar los planes del Ministerio de Vivienda.
 
Pero, cuando sólo hemos comenzado a entrar en la crisis, como apuntan numerosos analistas, las arcas del estado ya están tiritando, tal y como ha reconocido el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña.
 
Precisamente, ayer lunes, tras conocer la noticia, el nuevo vicesecretario general del PSOE, José Blanco restó importancia al déficit presupuestario y ha dicho que "el superávit de las cuentas públicas no es un objetivo en sí mismo". Además, garantizó que el gasto público continuará aumentando en los próximos años para superar la crisis. Según dijo, "lo importante del superávit es que nos ha permitido tener fondos para hacer frente a esta etapa de mayores dificultades. El que ahora estemos en déficit no va a afectar a nuestra política económica en relación con el gasto público".
 
A juzgar por estas declaraciones, parece que Blanco ha olvidado el uso habitual que hizo el Gobierno y él mismo durante la campaña electoral y la primera mitad del año para justificar su política económica.
 
El 10 de enero de 2008, después de que la inflación se disparara en plena campaña navideña y diversos analistas internacionales rebajaran las previsiones de crecimiento para España, Solbes quitaba hierro al asunto y decía en sede parlamentaria, que bastaba con "pasear por los bares de Madrid, por las autopistas los fines de semana o por cualquier centro comercial y ver las colas en las recientes fechas para comparar cosas". Por aquel entonces, en plena precampaña electoral, Solbes dijo que no se avecinaba una crisis económica y criticó al PP por ser ver "un escenario catastrofista". Según el reclamo económico del PSOE, íbamos a atravesar una "desaceleración saludable y natural".
 
En aquella comparecencia, y después de decir que "nada sería peor que adoptar medidas de choque", Solbes señaló que, en cualquier caso, si llegaran las "vacas flacas", las afrontaríamos "con gran tranquilidad" gracias al superávit de las cuentas públicas.
 
Cuatro días después, Pedro J. Ramírez publicaba en El Mundo, una extensa entrevista al presidente del Gobierno donde, entro otras muchas cuestiones, interrogó a Zapatero por la crisis económica. En aquella conversación, Zapatero dijo que "en absoluto". Llegó a señalar que se trataba de una "falacia, puro catastrofismo". Aquel 14 de enero, Zapatero presumía de que "estamos creciendo por encima del 3 por ciento" y concedía la posibilidad de que "aunque mañana crezcamos al 3 o al 2,8 por ciento, seguiremos creando empleo y teniendo superávit", a continuación, reflexionó: "Si esto es una crisis, ¿qué pasaría si estuviéramos creciendo al 1,5 por ciento, destruyendo empleo y tuviéramos un déficit del 3 por ciento como la mayoría de los países con los que competimos?".
 
No contento con la respuesta, Pedro J, insistió en los datos de inflación, productividad y la ausencia de reformas, que ya entonces era evidente. Zapatero se mostró tajante "por primera vez en la historia de la democracia se ha conseguido un superávit del 2 por ciento" e invitó al periodista a prestar atención al balance de las cuentas públicas, "es en lo que hay que fijarse", dijo.
 
Unos días más tarde, el 29 de enero de 2008, era Diego López Garrido, entonces portavoz del PSOE en el Congreso, quien aseguraba que el PP ofendía a los españoles al afirmar que el Gobierno trataba de comprar votos por ofrecer los 400 euros de devolución de IRPF. Garrido justificaba la oferta electoral asegurando que se puede hacer porque España tiene superávit.
 
El 14 de febrero de 2008, el Instituto Juan de Mariana advertía en un informe el riesgo que corrían las cuentas públicas. Entonces, señalaban que el superávit (equivalente al 2% del PIB, entonces) podría evaporarse debido a una menor recaudación fiscal y a un mayor aumento del gasto público. Pese a ello, el Gobierno seguía diciendo que la buena salud de las cuentas públicas permitiría capear el temporal que se avecinaba.
 
El 21 de febrero, el PSOE aseguraba que las promesas electorales sólo absorberían la mitad del superávit. Cinco meses después de esa afirmación, el déficit alcanza ya el 0,4 por ciento del PIB.
 
Unos meses después, el 8 de abril , Zapatero hablaba de economía en su debate de investidura . Evitaba hablar de crisis y culpaba a EEUU de lo que él llamaba desaceleración económica. En aquel momento, el presidente seguía, como ahora, defendiendo el aumento del gasto público y añadía que, en el ámbito de la política presupuestaria " los superávits acumulados en los últimos años permitirán absorber el impacto que una menor actividad en la economía pudiera tener sobre los ingresos públicos y el aumento de algunos gastos ligados a la protección social sin necesidad, ni de subir impuestos, ni de imponer recortes sociales".

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