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¿Cómo afectará la crisis subprime a los españoles?

La crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos (subprime) ha acrecentado los problemas de la economía española, pero no los ha creado, como defiende ahora el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. La alegría con la que las entidades financieras han dado crédito a las familias y a las empresas, al albor de la burbuja inmobiliaria ha puesto a España en una difícil situación, ya que la deuda es insostenible.

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La crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos (subprime) ha acrecentado los problemas de la economía española, pero no los ha creado, como defiende ahora el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. La alegría con la que las entidades financieras han dado crédito a las familias y a las empresas, al albor de la burbuja inmobiliaria ha puesto a España en una difícil situación, ya que la deuda es insostenible.
LD (L. Ramírez y M. Llamas) Y precisamente aquí es donde entra en juego la restricción de liquidez como consecuencia de la crisis subprime: la economía necesita más préstamos que nunca en un momento en el que el sistema financiero ha cortado el grifo.
 
Es lo que se denomina credit crunch o restricción crediticia. Así, se crea una espiral que evita que las empresas puedan acceder a financiación, lo que provoca que muchas cierren, despidan empleados y se restrinja el consumo, lastrando la demanda interna. Además, los particulares también encuentran dificultades para conseguir préstamos, acrecentando aún más la pérdida de vigor del consumo, tal como avanzó LD.
 
La reciente expansión crediticia que hemos sufrido en España ha dado lugar a una burbuja inmobiliaria caracterizada por la inflación de precios de estos inmuebles y por la excesiva concentración de los activos bancarios en sectores relacionados con la construcción.
 
La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) dice a este respecto que "el problema más importante al que se enfrentan nuestras empresas es la dificultad para obtener financiación y para obtener y/o renovar los créditos necesarios para continuar con su actividad, sobre todo los referidos a capital circulante y tesorería".
 
Por ello, la patronal solicita al Gobierno la apertura, por parte del Instituto de Crédito Oficial, de una "línea de avales que permitiera a las entidades financieras conceder a las empresas créditos de capital circulante y de tesorería". De llevarse a cabo, esta medida evitaría el "cierre definitivo de muchas empresas y la destrucción de miles de puestos de trabajo".
 
Además, los bajos tipos de interés han favorecido un crecimiento de la deuda privada sin parangón en nuestra historia, lo que hace surgir dudas razonables sobre qué cantidad de toda esa deuda está siendo utilizada para usos productivos y, por consiguiente, podrá ser pagadera. La situación actual es responsabilidad de todos, tal como señala el economista y jurista y presidente de LD, Alberto Recarte, en su informe sobre la crisis financiera y el crack español.
 
Y ello, debido a la laxa política monetaria llevada a cabo por los bancos centrales, tanto en EEUU (Fed) como en Europa (BCE), tal y como avanzó LD. Los bajos tipos de interés permitieron a multitud de prestatarios de dudosa solvencia acceder al crédito necesario para realizar grandes inversiones (tanto inmobiliarias como empresariales) que, en la actualidad, se han demostrado insolventes o poco rentables.
 
El “exceso de liquidez” de antaño se ha convertido en una restricción del crédito internacional. En esencia, los reguladores centrales han incentivado un abultado endeudamiento sin el lógico respaldo de un ahorro previo.
 
La deuda es insostenible
 
El endeudamiento nacional en 2007 del conjunto de sectores productivos, Administraciones Públicas, empresas financieras, empresas no financieras y familias, fue muy alto en relación con el crecimiento de la economía y con las garantías para responder a esa deuda, como se pone de manifiesto en la actualidad.
 
Sin tener en cuenta el endeudamiento del Banco de España, el pasivo total subió desde los 570.000 millones de euros en 2006 hasta los 728.000 millones de euros de finales de 2008, que equivale a más del 70 por ciento del PIB.
 
Ha habido, pues, crédito, barato y abundante, y optimismo entre los banqueros, empresarios y familias. La deuda no importaba, porque se suponía que los precios de algunos bienes –suelo, viviendas y otras edificaciones– siempre subirían, los tipos de interés serían siempre suficientemente bajos, el crédito siempre sería abundante y siempre habría demanda para casi todo lo que se construyera”, indica Recarte en su análisis.
 
Por lo tanto, la crisis financiera internacional ha tenido un doble efecto en nuestra economía: ha acelerado el proceso de ajuste del sector promotor-constructor y ha puesto en evidencia los excesos de nuestro sistema financiero, que ahora los pagamos en problemas de liquidez. Dos problemas, pues, excesos inmobiliarios y falta de liquidez para el sistema financiero español. En parte relacionados y en parte independientes.
 
Pero ¿cómo afectará la crisis subprime a la economía española durante los próximos meses? La ausencia de reformas estructurales, entre las que destaca la ausencia de reformas laborales que flexibilicen el mercado, junto con la poca credibilidad de las cuentas públicas del Estado y el aluvión de malos datos macroeconómicos que mes tras mes sacuden los cimientos nacionales, son factores que sitúan a España en una peor posición de partida respecto al resto de países comunitarios. En contra de lo que defiende el Gobierno.
 
¿Quebrará alguna entidad financiera española?
 
Hasta ahora, la regulación proteccionista del Banco de España, que se basa en la dotación de provisiones (específicas y genéricas) ha permitido a los bancos y cajas de ahorros responder a los incrementos de morosidad asignando partidas en sus balances, lo que no ha perjudicado la salud del sistema.
 
Pero el hecho diferencial actual es que los tipos de interés no se encuentran en mínimos históricos, como ocurría desde la entrada en la eurozona hasta finales del año pasado.
 
La banca española destaca por su negocio minorista, es decir, aquel destinado a captar recursos de los clientes (depósitos) y luego destinarlos a reinvertirlos a través de los créditos a familias y empresas, especialmente vía hipotecas. Éste es precisamente su punto débil, ya que el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha hundido las ventas de viviendas y ha provocado enormes pérdidas en el sector promotor.
 
De esta forma, las entidades han dado créditos cuya garantía dependía de la subida del precio de los pisos, y ahora están bajando. Tras la suspensión de pagos de Martinsa todos los bancos y cajas están preocupados por la morosidad de los préstamos concedidos a este sector y no pueden recurrir a los mercados interbancarios para obtener financiación (por la crisis subprime).
 
La única opción es acudir en masa a las subastas de liquidez del Banco Central Europeo (BCE). En agosto, los fondos recibidos a través de esta vía por parte de las entidades españolas se disparó un 157 por ciento, hasta los 46.700 millones de euros.
 
Asimismo, los últimos datos del Banco de España revelan que la morosidad se ha triplicado, afectando en especial a las cajas de ahorros. Por ello, el precio de la cobertura contra el riesgo de impago de las entidades financieras se ha disparado esta semana en todo el mundo, pero especialmente en el caso de las españolas, algunas de las cuales alcanzan los niveles más altos de Europa.
 
Así, las entidades financieras, sobre todo aquellas cajas de ahorro más más expuestas al ladrillo, tendrán que soportar un alto coste para protegerse de una eventual suspensión de pagos.
 
Por lo tanto es posible que se produzcan fusiones en el sector financiero, aumentando la concentración. Lo que se descarta es que suceda como en EEUU, con la quiebra de Lehman Brothers, ya que este tipo de bancos de inversión tienen otro modelo de negocio, son “bancos de bancos”, es decir, que realizan actividades como la intermediación en el mercado de bonos.
 
Sin embargo, algunas cajas de ahorros sí pueden estar en peligro. El negocio hipotecario supone cerca de un 70 por ciento de la actividad de estas entidades, lo que las pone en el disparadero en un entorno de restricción de liquidez y de debacle inmobiliaria.
 
La opción que se baraja es acometer procesos de fusión, como está sucediendo en el País Vasco y en Castilla y León, pero la propia estructura de las cajas (influidas por los gobiernos autonómicos) dificulta este proceso de concentración, especialmente en el caso de las cajas andaluzas.
 
¿Subirán los precios de la cesta de la compra?
 
La ausencia de reformas liberalizadoras en el sector comercial es una de las causas fundamentales del encarecimiento de la cesta de consumo, junto con el uso de productos agrícolas para elaborar biocarburantes y el alza del petróleo. La dependencia energética española es muy alta (de un 80 por ciento) y la única opción para reducirla sería realizar una apuesta por la energía nuclear y dejar de comprársela a otros países, como Francia.
 
El Gobierno ya ha rechazado de plano abrir el debate nuclear, la posición de Industria es apostar exclusivamente por las energías renovables. Por tanto, la única opción que le queda a España es afrontar medidas liberalizadores que quiten los corsés a los mercados y garanticen la competencia empresarial que es lo que, al final, provoca descensos de precios, tal como está haciendo Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid.
 
Ante este panorama, la evolución de la inflación depende del precio del crudo, tal como ha reconocido el Ejecutivo. Así, si el petróleo baja, el IPC español también lo hará, y viceversa. Y es que los costes del transporte, además de los derivados del crudo utilizados en la elaboración de los productos básicos, son determinantes para establecer la inflación en España.
 
¿Qué va a pasar con el Euribor?
 
En este aspecto, los riesgos de subidas son más que notables. El Euribor es el índice de referencia de las hipotecas a tipo variable en España (más del 98 por ciento del total), pero se trata solamente de una variable que se emplea para el cálculo de la cuota mensual, ya que, en realidad poco tiene que ver con el negocio inmobiliario.
 
En realidad, el Euribor es el tipo de interés medio de los préstamos en euros entre los bancos europeos. Cuando un banco debe hacer frente a desembolsos no previstos (como la cancelación de un grupo de cuentas de sus clientes), y no tiene dinero en reservas para ello, entonces acude a este mercado. Pero la crisis subprime ha cerrado esta vía de obtención de financiación a corto plazo, por lo que el Euribor sube desde hace meses.
 
Y las previsiones no son nada halagüeñas, ya que informes del Ministerio de Vivienda sitúan el Euribor en el 8 por ciento en 2012. De momento, el mercado interbancario sigue cerrado, y las entidades financieras sólo se financian con las inyecciones de liquidez, lo que eleva aún más el tipo de interés al que se referencian las hipotecas en España.
 
¿Los pisos perderán valor?
 
En esta materia la respuesta es contundente: los precios de los pisos seguirán bajando, ya que la burbuja inmobiliaria provocó una sobrevaloración de las viviendas en el entorno del 30 por ciento, según las propias estimaciones del Banco de España.
 
Aunque el Gobierno diga que es buen momento para comprar, el importe del metro cuadrado se seguirá reduciendo como consecuencia de la sobreoferta, la falta de demanda por la alta deuda, las subidas del Euribor, y el aumento de la tasa de paro.
 
Éste es precisamente otro factor añadido de la crisis española. Como la garantía de los créditos hipotecarios son las viviendas, y éstas pierden valor por la bajada de los precios, entonces los bancos y cajas están en problemas porque los créditos concedidos superan en volumen de dinero lo que se puede obtener por la venta de inmueble, especialmente en aquellos concedidos en los últimos años.
 
¿Perderé mi empleo?
 
Aquí se encuentra la principal clave, junto con la evolución de los tipos de interés, para mostrarse preocupados en España. La Seguridad Social está perdiendo afiliados desde hace meses, la tasa de paro se sitúa ya en el 11 por ciento de la población activa y hasta el Gobierno espera que escale hasta el 12,4 por ciento en 2009.
 
Los datos hacen prever un espectacular incremento del desempleo, como consecuencia de los despidos en la construcción. Una destrucción de puestos de trabajo que se extiende a los servicios y la industria, especialmente en la automovilística.
 
La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) espera que la tasa de paro suba hasta el 16 por ciento a finales de 2010. Por lo tanto, al mercado laboral le esperan años de flaccidez que sólo puede ser solucionada mediante una reforma laboral profunda, tal como advierte el Banco de España.
 
 
¿Invierto en bolsa?
 
Para varios analistas, la bolsa está llena de oportunidades en este momento. Pero son apuestas que tardarán en florecer, ya que las actuales turbulencias internacionales y la alta volatilidad de los mercados no son aptos para cardiacos.
 
Si se está pensando en realizar una inversión ahora es porque se pueden asumir pérdidas a corto plazo para ganar a largo plazo. En caso contrario, una alternativa es adquirir fondos de inversión de renta fija mientras el mercado siga bajista, para luego traspasar el dinero a otros fondos de renta variable sin tener que pagar impuestos.
 
No obstante, la mayoría de analistas consideran que es mejor que pase la tormenta subprime para entrar en el mercado si se tiene excesiva aversión al riesgo. Pero si el inversor es audaz puede acumular un patrimonio en pocas semanas aprovechando la volatilidad, aunque el riesgo que corre puede ser excesivo.

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