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La banca de EEUU se enfrenta a una nueva oleada de pérdidas y quiebras financieras

La agencia de calificación Moody´s estudia rebajar la calidad crediticia de las principales aseguradoras de bonos hipotecarios en EEUU (Ambac y MBIA), tal y como avanzó LD. Un sustancial volumen de activos bancarios depende de las garantías crediticias de ambas entidades. Tal degradación provocará nuevas pérdidas bancarias y agravará la necesidad de captar liquidez. Es decir, nuevas quiebras bancarias a la vista. De hecho, este viernes ha caído Washington Mutual. El mega-rescate de Paulson se quedará corto para evitar el desplome.

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La agencia de calificación Moody´s estudia rebajar la calidad crediticia de las principales aseguradoras de bonos hipotecarios en EEUU (Ambac y MBIA), tal y como avanzó LD. Un sustancial volumen de activos bancarios depende de las garantías crediticias de ambas entidades. Tal degradación provocará nuevas pérdidas bancarias y agravará la necesidad de captar liquidez. Es decir, nuevas quiebras bancarias a la vista. De hecho, este viernes ha caído Washington Mutual. El mega-rescate de Paulson se quedará corto para evitar el desplome.
LD (M. Llamas) Tras la reciente reconversión de Morgan Stanley y Goldman Sachs en bancos comerciales, ahora le toca el turno a las principales aseguradoras de bonos hipotecarios de EEUU (monoline), Ambac y MBIA, tal y como adelantó Libertad Digital.
 
La agencia de calificación Moody´s advirtió la pasada semana que estudia la posibilidad de rebajar el rating (calidad crediticia) de ambas entidades. La nota de las dos aseguradoras de bonos hipotecarios ha sido rebajada en diversas ocasiones desde el estallido de la crisis subprime el pasado año.
 
Sin embargo, una nueva degradación pondría en serias dificultades la solvencia de las monoline, con el efecto contagio que ello causaría en los balances de un importante número de entidades bancarias estadounidenses.
 
Moody´s advierte de que tal decisión se debe a que las pérdidas que registrarán los valores respaldados por hipotecas subprime serán, en realidad, muy superiores a las previstas inicialmente por la agencia de calificación.
 
Así, la entidad espera que los activos subprime emitidos en 2006 registren, de promedio, unas pérdidas acumuladas próximas al 22 por ciento. Más que la previsión inicial, que oscilaba entre el 14 y el 18 por ciento. De hecho, según Moody´s, el deterioro de este tipo de activos podría, incluso, ascender al 30 por ciento en el "peor escenario".
 
Además, los bonos subprime emitidos en 2007 podrían superar en más de un tercio las pérdidas de este tipo de deuda originada en 2006, según la agencia. Por ello, Moody´s advierte de que "Ambac y MBIA presentan una enorme exposición a los riesgos crediticios derivados de los bonos subprime y otro tipo de productos hipotecarios", como la deuda de calidad media y alta, tal y como avanzó este periódico.
 
Más pérdidas derivadas de las hipotecas subprime
 
Por ello, la agencia considera que la depreciación de este tipo de productos tendrá un "impacto significativo" en los balances de ambas entidades. Es decir, el riesgo de quiebra es real para las aseguradoras, con el efecto dominó que ello causaría. Tras el anuncio, las acciones de ambas entidades se desplomaron en la bolsa de Nueva York un 42 y un 8 por ciento, respectivamente.
 
Por el momento, MBIA ha anunciado que necesitará provisionar cerca de 1.500 millones de dólares adicionales en septiembre para hacer frente al intenso deterioro que registran sus activos. Pese a ello, insiste en que, de momento, tiene "suficiente liquidez" para hacer frente a las pérdidas.
 
Mientras, Ambac afirma que tal degradación aumentaría la presión, ya de por sí elevada, de sus servicios financieros, en donde se incluyen importantes contratos de bonos municipales (GIC). Es decir, la emisión de deuda garantizada por parte de los gobiernos locales de EEUU para afrontar sus compromisos de gasto público.
 
La deuda municipal está en riesgo
 
De hecho, Ambac reconoce que, en caso de producirse tal degradación, carecerá de los recursos suficientes para poder garantizar las garantías de deuda municipal que acumula en sus balances. Algo que, sin duda, afectaría de forma directa a las cuentas públicas de tales municipios. No obstante, algunos Estados de EEUU corren el riesgo de entrar en bancarrota debido, precisamente, a su elevado endeudamiento.
 
Ante esta situación, Ambac se ha visto obligada a retrasar sine die la puesta en marcha de una nueva filial financiera centrada en garantizar bonos municipales, denominada Connie Lee, en donde proyectaba realizar una inversión inicial próxima a los 850 millones de dólares.
 
Además, la nueva degradación que sobrevuela sobre Ambac y MBIA obligaría a incrementar, en gran medida, sus fondos propios. Es decir, precisaría captar un importante volumen de liquidez para reforzar sus deteriorados balances.
 
En concreto, aun cuando las agencias de rating aplicaran una pequeña rebaja en la calidad de sus activos, ambas aseguradoras tendrían la necesidad de duplicar, prácticamente, sus fondos propios. Si la rebaja es superior, la necesidad de recapitalziación sería entonces del 200 por ciento en el caso de Ambac, según los expertos consultados por LD.
 
Tendrán que aumentar sus fondos propios
 
Y es que, el modelo de negocio de las monoline depende exclusivamente de su calidad crediticia, ya que se dedica a garantizar la deuda que emiten otras entidades, tanto bancos, como empresas u organismos públicos. Y aquí está lo realmente preocupante.
 
Tal y como explica el último boletín elaborado por el Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana (OCE) sobre la crisis subprime, las agencias de rating se han resistido hasta el momento a rebajar la calificación (calidad del crédito) de las agencias monoline.
 
Y ello, por "consideraciones meramente políticas que tratan de retrasar la quiebra del sistema financiero". Y es que, la rebaja en la nota de las aseguradoras supondría la "degradación de todos sus productos asegurados, el incremento de los write-downs (depreciación) de estos activos, así como un incremento del capital requerido a los bancos por Basilea II", advierte.
 
Además, ello provocaría "la venta masiva de los activos degradados por parte de los inversores que, estatutariamente, sólo puedan poseer activos de la más alta calificación crediticia", en referencia a los fondos de pensiones, añade.
 
Efecos colaterales sobre los fondos de pensiones
 
EEUU se enfrenta a un "fuerte repunte de la morosidad y de los impagos", y no sólo en los referido a créditos hipotecarios, sino a un extenso tipo de productos financieros, tales como deuda empresarial, pública y tarjetas de crédito o préstamos al consumo, tal y como avanzó LD.
 
Ello ha forzado, "por enésima vez, a que las agencias de calificación, ahondando en su descrédito, siguieran revisando las calificaciones que habían concedido a las titulizaciones de deuda" durante el primer trimestre de 2008, según el boletín.
 
Así, durante los primeros meses del año (y desde entonces, la situación ha emprorado), Standard and Poor’s anunció que tenía pensado recortar el rating de 534.000 millones de deuda hipotecaria y 263.900 millones en CDO (Collaterized Debt Obligation), que consiste en garantías de deuda estructurada.
 
Sólo la deuda hipotecaria subprime supone el 47 por ciento de toda la deuda calificada en 2006 y 2007, y podría aumentar las pérdidas bancarias por write-downs (depreciación) hasta 265 mil millones.
 
Análogamente, Moody’s y Fitch también anunciaron su intención de revisar el rating de 185.000 millones de CDO y de 220.000 millones de CDO, respectivamente, durante este período. Sin embargo, pese al intenso ritmo de revisión a la baja de las calificaciones, lo cierto es que "las agencias de rating se han visto sometidas a nuevas críticas por estar realizando las degradaciones de una manera controlada".
 
De acuerdo con el Tratado de Basilea II, las entidades bancarias deben poseer un 8 por ciento de fondos propios respecto al valor del activo ponderado por su riesgo. "Dicho de otra manera, si un banco adquiere un activo titulizado por 100 unidades y su ponderación por riesgo es del 100 por cien deberá tener, al menos, 8 unidades de fondos propios", explica el OCE.
 
La ponderación por riesgo, una de las novedades de Basilea II frente a Basilea I, trata de recoger el mayor o menor riesgo de impago del activo, y permitir así un mayor grado de apalancamiento (endeudamiento) en los activos más seguros. Así, tal y como recoge el OCE, las ponderaciones que atribuye Basilea II dependiendo del rating del activo son las siguientes:
 

 
Si se observa la lista de degradaciones que han llevado a cabo las agencias de calificación, hasta el primer trimestre de 2008, no habían rebajado el rating de ningún activo AAA:
 

 
De este modo, los "saltos más bruscos de requisitos del capital se producirían si se rebajara una titulización calificada como AAA a BB o inferior. Y, precisamente, se estima que el 75 por ciento de los 650.000 millones de dólares en emisiones de titulizaciones de hipotecas subprime eran AAA.
 
Es decir, "en la actualidad, los bancos pueden tener en balance esos 650.000 millones tan sólo con un capital de 10.400 millones de dólares", explica el boletín. Sin embargo, "si se rebajaran las calificaciones a BB, tendrían que poseer al menos 182.000 millones. Esto es, los bancos tendrían que captar un capital suplementario de 171.600 millones de dólares, lo que abocaría a muchos de ellos a la quiebra", según el citado informe.
 
Según el OCE, existe otro motivo de peso para que las agencias de rating retrasen la degradación de los activos AAA. Y es que, "prácticamente todos los instrumentos de financiación que pone la Reserva Federal de EEUU (Fed) a disposición de los bancos requieren que se aporte un colateral AAA".
 
En ausencia de este colateral, los bancos verían "seriamente limitada su capacidad para obtener fondos de la Fed, con las consecuentes dificultades para realizar incluso sus operaciones más ordinarias".
 
El error de base de las agencias de rating radica en que "no se dieron cuenta de la relación entre el exceso de liquidez previo con las restricciones de liquidez posteriores; las correlaciones de riesgo entre los activos valorados; y la gran importancia del riesgo de liquidez cuando los deudores se están financiando con deudas a corto plazo al tiempo que invierten en activos a largo", explican estos expertos.
 
Así pues, el problema no ha sido tanto la "maldad de los analistas (que puede haber desempeñado su papel complementario) cuanto su ignorancia", añade.
 
Ambac y MBIA son insolventes
 
Ante esta situación, la degradación de las monoline pone en serios apuros al conjunto del sistema financiero. Estas agencias de seguros apenas contaban con 12.6100 millones de dólares en fondos propios para hacer frente a unas pérdidas estimadas por CDO e hipotecas subprime de 29.000.
 
Así, "su situación durante el primer trimestre del año no ha hecho más que agravarse. Sus pérdidas han continuado avanzando a un elevado ritmo. MBIA perdió casi 2.500 millones en el primer trimestre (frente a unos fondos propios de 3.600) y Ambac 1.600 (frente a unos fondos propios de 2.300)", según indica el boletín.
 

 
Dicho de otra manera, "desde el tercer trimestre de 2007, MBIA ha perdido 4.740 millones de dólares, principalmente por su exposición a los CDO, y Ambac 5.280 por su exposición a las hipotecas subprime".
 
Frente a esta crítica situación, la respuesta de las dos agencias monoline ha sido prácticamente simétrica. Primero," han suspendido su dividendo trimestral; segundo, han despedido a sus consejeros delegados; tercero, han reestructurado sus negocios y cuarto, han intentado captar más capital", explica el OCE.
 
Sin embargo, la última y más importante de las medidas, y que resultaba "prácticamente obligatoria para evitar una degradación en sus calificaciones crediticias fue, con todo, la captación de nuevo capital", según explica el informe. En este sentido, "sorprende la desesperación con la que estas aseguradoras, que en principio siguen manteniendo su rating AAA, han acudido a los mercados de capitales", señala el OCE.
 
Pese a ello, a finales del pasado mes de marzo, el "capital de las dos monoline seguía siendo del todo insuficiente. MBIA contaba con un capital 2.060 millones de dólares para hacer frente a una exposición directa a las hipotecas subprime de 4.200 millones de dólares y 30.700 millones en CDO, según sus propias estimaciones".
 
Mientras, el informe señala que "Ambac tenía 1.285 millones para hacer frente a una exposición directa a hipotecas subprime de 8.100 millones y a 64.700 millones en CDO, también según sus propias estimaciones".
 

 
Así, el OCE advierte de que "ni siquiera con un capital adicional de 100.000 millones de dólares parece claro que las monoline pudiesen resistir la actual crisis. Su deuda potencial supera los 2,4 billones de dólares por lo que, según algunas casas de análisis, necesitarían captar 200.000 millones para mantener su rating de AAA".
 
¿Efectos de la degradación de las monoline?
 
Precisamente, tal calificación es la que está hora en riesgo. Hasta el momento, las agencias de rating se han resistido a degradar la nota de ambas aseguradoras por motivos "políticos, que tratan de retrasar la quiebra del sistema financiero".
 
El motivo radica en que dicha rebaja provocaría la "degradación de todos sus productos asegurados, el incremento de los writedowns de estos activos, un incremento del capital requerido a los bancos por Basilea II y la venta masiva de los activos degradados por parte de los inversores que estatutariamente sólo puedan poseer activos de la más alta calificación crediticia", explica el informe.
 
"Parece claro que el diagnóstico del mercado es que a estas empresas les queda poca vida", tal y como ha evolucionado su cotización bursátil a lo largo de los últimos meses (datos hasta el primer trimestre de 2008).
 

 
Deuda municipal en riesgo
 
Su insolvencia también afectaría de lleno a la deuda pública que garantizan ambas aeguradoras. Así, ségún el OCE, "tampoco está claro que los bonos municipales (tradicionalmente inversiones con un muy bajo riesgo de impago) vayan a resistir la crisis actual. Y ello, esencialmente, por un motivo: el arbitraje de plazos (endeudarse a corto para invertir a largo) que han practicado los gobiernos municipales", añade
 
Y es que, por lo general, las "distintas administraciones emprenden proyectos con dudosa rentabilidad y que, en todo caso, maduran muy a largo plazo. Para financiar estos proyectos suelen emitir grandes cantidades de deuda a corto o medio plazo, cuya amortización sólo puede lograrse refinanciando esa deuda a su vencimiento". Una estrategia muy arriesgada.
 
En la actual crisis, los ingresos de los Ayuntamientos van a sufrir, "previsiblemente, un serio descenso", afirma el documento. En EEUU, estos ingresos dependen fundamentalmente de las tasas pagadas por los promotores inmobiliarios, por el impuesto de patrimonio y por el impuesto sobre las ventas, "y los tres van a tener que caer", advierte.
 
La promoción está paralizada (sólo en el primer trimestre las promociones ya habían caído un 45 por ciento), el valor de los inmuebles está cayendo (el índice Case-Shiller refleja caídas próximas al 20 por ciento) y el consumo va a reducirse.
 
Pérdidas bancarias
 
Pero el mercado de deuda municipal sólo va a ser una de las víctimas de la caída de las monoline y de la creciente restricción crediticia. "Los mayores acreedores de EEUU son, obviamente, los bancos", seguidos por las agencias hipotecarias recientemente nacionalizadas Freddie Mac y Fannie Mae.
 
Las entidades crediticias de EEUU han seguido sufriendo en el primer trimestre importantes pérdidas debido a los impagos y a la pérdida de valor de sus activos.
 

 
En este sentido, las pérdidas trimestrales de los bancos, a excepción de UBS y Wachovia, representan aproximadamente el 5 por ciento de su capital, lo que anualizado supondría el 20 por ciento de descapitalización, según el informe.
 

 

 
Ante tales pérdidas, no es de extrañar que el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevara el pasado miércoles su estimación inicial acerca del coste que producirá la crisis financiera en los balances de las principales entidades bancarias, desde 1 billón a 1,3 billones de dólares. Aunque otros analistas cifran la factura en más de 1,7 billones en total, teniendo en cuenta que existen 23,2 billones de dólares en préstamos, que los defaults no han hecho más que empezar y que el FMI ya ha revisado con anterioridad sus estimaciones.
 
Es decir, todo apunta a que las entidades estadounidenses se enfrentan a un incremento sustancial de pérdidas financieras a corto plazo. Y ello, debido, tanto al incremento de los impagos, como a las necesidades de recapitalización derivadas de la degradación de las aseguradoras de bonos.
 
De este modo, el mega-rescate bancario anunciado por el Gobierno de EEUU, estimado inicialmente en 700.000 millones de dólares procedentes de los impuestos de los contribuyentes, se quedará corto para afrontar la mayor crisis financiera desde el crack de 1929.
 
Y es que, sin contar la depreciación de activos bancarios y bonos municipales, tan sólo la nacionalización de Ambac y MBIA supondría un coste diercto adicional superior a los 2 billones de dólares. Más quiebras a la vista.

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