Se fue, o por mejor decir, forzaron a Villalonga a que abandonara la presidencia de Telefónica. Se fue, y bien poco se ha sabido de él en estos meses. Un cronista contaba recientemente que anda feliz y relajado por la Miami natal de su hijo, bien beneficiado de sus ganancias y por su indemnización por su problemática marcha. A César Alierta, su sucesor, le ha correspondido, le está correspondiendo, un tiempo más problemático y menos feliz, con bastante probabilidad.
Las operadoras de telefonía andan de capa caída en el mundo entero, y han perdido una buena dosis de su capitalización hace no más de medio año, cuando la economía virtual empezó a darse de cabezadas. Hasta el punto de que ahora mismo, y para defender sus marcas, Alierta se ve en la necesidad de fusionar Terra y TPI-Páginas Amarillas, no vaya a venir alguien decidido a comprar por unos pocos millones dos de las joyas de otro tiempo, hoy devaluadas y en precio de saldo. Alierta, experto en cuestiones bursátiles como pocos, halla esta forma para proteger sin mayores daños a sus dos “retoños”, y hasta mejor ocasión. Pero, ¿no tendrá submarinos, don César, decididos a hundirle el negocio también en su propio terreno de toda la vida, la telefonía fija y de siempre?
En Madrid y localidades de la periferia se lleva padeciendo un pésimo servicio de telefónico un fin de semana sí y otro también. Por mi teléfono se cuela, con bastante buena calidad de emisión, por cierto, el primer programa de Radio Nacional o la vecina de enfrente, alternativamente, al tiempo que se me deja sin otra posibilidad que emplear el móvil de una compañía de la competencia. Y me consta que mi caso no es único... ¿De verdad no hay alguien que sabotea el servicio y quiere hundir a su dirección?
Pues lo parece...

La Telefónica de Alierta
Servicios
- Radarbot
- Curso
- Inversión
- Securitas
- Buena Vida
- Reloj Durcal