De las Islas Británicas de Su Anciana Majestad doña Isabel nos están llegando distintos males: Vacas locas con la encefalopatía espongiforme y cerdos averiados por la fiebre aftosa. Y alguno tendrá la ocurrencia de añadir, entre tales males de importación, el Tireless atómico varado en Gibraltar. Y si me apuran, hasta la “socialdemocracia light” y la “Tercera Vía” del amigo Blair. La pérfida Albión exporta maldades...
Lo grave es que esos males, de los que anteriormente parecíamos libres por razón de la distancia y el Estrecho de Calais, ahora no ven inconvenientes en saltarse esa clase de muros de agua salada. La globalización nos lo acerca todo al instante, y si las vacas estropeadas tardaron unos cuantos años en saltar el paso ése, los cerdos han sido muchísimo más rápidos hasta llegar a Burgos.
Definitivamente, hay que aislar al viejo reino, y depurarlo antes de que siga expandiendo males y perversiones.

Todo llega de las Islas
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