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Carísimo tabaco

Para los españoles, el término caro es ambivalente. Significa tanto costoso como querido. De manera que se puede hablar del tabaco con ese doble sentido o sentimiento. Y en adelante, más. Las dos calificaciones van a confrontar en no pocos “viciosos”; deberán determinar si el producto les resulta, en adelante, demasiado costoso para mantener el hábito o demasiado querido como para prescindir.

Lo cierto es que la idea de la Comisión Europea va a significar, a no pocos fumadores, que le den hecha ya la elección. No habrá más remedio que abandonar “el vicio” por razón de la elevación de un 45 por ciento, o de 72 pesetas, del precio de la cajetilla de tabaco; se hace en aras de la armonización de la fiscalidad que se pretende conseguir desde la capital de la Unión.

¿Predominará el caro-costoso o el caro-querido? ¿O la voluntad de supervivencia?

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