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Loca jaula de envenenados bailes

La noche de la expulsión en la Casa de los Horrores (salió Fayna c´est moi, como era de esperar) se convirtió en un duelo interactivo entre monas y ex monas. En medio de tan desgarradas escenas de pasión un mono tiembla: Kayet el mudo.

Desde el plató del horror, arropadas por una Milá que ya ni se mira al espejo al elegir el modelito nocturno, Marta la superdivinadelamuerte (primer exterminio) y Fayna c´est moi (recién expulsada) la armaron. No es que se pegaran, todo lo contrario. Se aliaron para mandar, en directo, un envenenado dardo a la casita de sus sueños. Marta quiere que sepas que te está esperando para darte eso que quieres... Era el fatídico mensaje de Fayna a Kayet. Desde el final del paisaje una llamarada se extiende por la garganta de Karola la grillo.

Ya ven, un único mono para dos monas en celo. Y al ver cómo se calentaban los ánimos fuera y dentro del terrorífico escenario, la Milá (vieja loba) cortó por lo sanó y zanjó la pasional disputa. Karola seguía llorando en la Casa de los Horrores y el mudo, Kayet, se encerró en sí mismo enjugándose los mocos (de a kilo y tres cuartos) en la manga de su negro jersey (color sufrido donde los haya).

No queda aquí el capítulo de los desarreglos hormonales entre tanto bicho. Al resplandor del mal ha llegado un nuevo mono. Responde al nombre de Roberto. Tiene planta, y aunque le falte el cerebro (condición indispensable para tomar el té con mi prima la Milá) pasea sus glúteos por entre las fieras para que éstas se lo disputen. No se pierdan de vista las ávidas miradas de ellas y ellos. En los pérfidos ojos de Mari la potingues y Eva la suave (pese a su patética boda-simulacro con el impresentable de Emilio submundos) se han encendido las ascuas del vicio. Los ojos de Ángel telojuroporsnoopy y Alonso el marino sin mar tampoco se van de rositas, y analizan cada poro de esa fresca piel mientras en sus bocas se perfilan besos robados a la luna. El nuevo mono promete.

¿Cómo estás, nena?

En el salón de la Milá estaba (quizá jartao de transilium para no liarse a mamporros) Carlos el gincho para recibir a una cándida Fayna. Ésta, que le va la marcha que ni les cuento, nos regaló una perla: "Nunca me he sentido agredida, ni lo consentiría". Su madre, entre el público, miraba asustada a su desconocida hija. Y cerca, como una sombra maléfica, la despótica sonrisa, casi hiriente, del pastelero chuleta. Cada vez que hablaba la mamá de su churry al mono macarra se le torcía más el gesto.

Pá tí, pá mí, pál que más corra

Si antes de las nuevas nominaciones el mono guaperas Roberto deseos sigue con vida, presenciamos en directo el apareamiento de tan sutil especie. ¿Pueden ser gays los monos? ¡Apuesten!

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