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Julio Cirino

La economía argentina: más dudas que certezas

Argentina cumplió su sueño. Tiene la atención concentrada de medio planeta, pero no es justamente por los motivos que hubiera deseado, sino porque podría, involuntariamente, detonar una crisis financiera de proporciones difíciles de cuantificar.

No son pocos los que dentro y fuera del país contemplan con creciente escepticismo al “nuevo” e hiperactivo Ministro de Economía Domingo F. Cavallo (el mismo que lo fuera durante la administración de Carlos Menem, allá por el comienzo de los años 90).

Cavallo, convocado de urgencia por el Presidente Fernando de la Rúa hace poco más de un mes como tabla de salvación para salir de un proceso recesivo que lleva ya tres años, se embarcó en una enérgica campaña mediática centrada en el que es su nuevo mantra: “competitividad”.

Las medidas concretas: Reducción a cero de las tarifas de importación de bienes de capital, elevar hasta un 35% las que se aplican a la importación de bienes de consumo (fuera del MERCOSUR), gravar todas las transacciones financieras, reducciones del gasto público, y un plan de reactivación sectorial que se iniciará con la industria metalúrgica, no parecen hasta ahora dar razón suficiente para su optimismo. Pese a todo y ante las cámaras de la televisión, se anuncia que este año Argentina crecerá un 5% este año, y todo ello se logrará sin devaluar el peso, que seguirá atado a su relación uno a uno con el dólar con la única variante de la introducción del concepto –por ahora teórico– de una “canasta de monedas” donde a la relación un peso un dólar se le sumará un euro, en un momento indeterminado del futuro cuando (y siempre que) el valor del euro sea igual al del dólar.

Claro que si el ministro de economía se equivoca y en el próximo trimestre no se observan cambios visibles, las posibilidades de una devaluación crecerán ominosas en el horizonte y las consecuencias directas e indirectas no van a ser agradables.

Los primeros en sufrir el impacto de un “default” argentino serán los fondos de pensión y las instituciones financieras de los Estados Unidos, en segundo término se deteriorará la confianza de los inversores en países tales como Perú, Ecuador, Chile o Colombia.

Otra potencial víctima sería Brasil. Su moneda, el real, perdió ya cerca de un 15% de su valor entre enero y mayo del 2001 y la estimación del crecimiento brasileño para el presente año fue reducida de un 4,5% a un problemático 3%. El gobierno de Brasil, además, reconoció días pasados que no logrará alcanzar este año la meta fijada en términos de inversión directa.

Desde un ángulo político, una caída argentina también tendría consecuencias indeseables para el proyecto dilecto de la administración de G.W. Bush, la creación de un Área Latinoamericana de Libre Comercio (A.L.C.A.)

Después del compromiso asumido por el presidente norteamericano dos semanas atrás en la cumbre de Ottawa, va a verse forzado a presentar a la mayor brevedad una petición al Congreso para que se le conceda la autoridad “fast track” y así poder comenzar negociaciones concretas; y si bien es probable que en las presentes circunstancias pudiera lograr la aprobación, esto nunca sucedería en medio de una tormenta financiera que victimizara a los tenedores norteamericanos de los “pension funds”

Las incógnitas no tardarán mucho en develarse, pero mientras tanto Argentina logró su deseo. Ahora nos prestan atención... O no...

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