Algunos analistas, y también determinados empresarios, empiezan a sospechar que invertir en Argentina "a lo mejor no fue una buena idea", a la vista de lo que viene ocurriendo con Aerolíneas y sus implicaciones antiespañolas. Argentina y los argentinos se portaron bien en tanto no surgieron dificultades y llegaban dinero y puestos de trabajo “de la Madre Patria”.
Cuando han llegado determinados ajustes, como el que se ha planteado para Aerolíneas, una empresa costosísima y necesitada de una reordenación profunda, surge el odio a esa misma "madre patria", con minúsculas, que suscita rencores sin cuento, y a la que se pinta como a la vaca que se deja exhausta y seca de leche.
Ya vimos algo parecido en Chile cuando el caso Pinochet. Bastó que Garzón reclamara que el dictador se sentara en el banquillo de los acusados para que las inversiones españolas se vieran amenazadas severamente. Ahora se repite el caso en el mismo Cono Sur de tantas inversiones y, consiguientemente, tanta sensibilidad y tan alto riesgo...
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