Menú

Gemelos con mar de fondo

Hace unos días, Cayetano Martínez de Irujo y Genoveva Casanova posaron por fin ante los fotógrafos y las cámaras de televisión con sus gemelos, para satisfacer la voraz curiosidad que tiene siempre la prensa rosa sobre contracciones y dilataciones, alumbramientos con cesárea, horarios de lactancia, partidas de nacimiento y demás cuestiones referidas a la maternidad. Con paciencia infinita, la feliz pareja respondió a todas las preguntas como si estuviesen compareciendo en un juzgado. No podía ser de otro modo. Un aristócrata de tanta alcurnia no se presta al juego de las exclusivas y convoca a los todos los medios sin distinción.

Del distendido encuentro se ha podido saber que Cayetano y Genoveva bautizarán a sus niños con nombres más cortos que los suyos, pero no por ellos menos distinguidos. El niño tan sólo se llamará Luis, como su abuelo paterno. La gente suele pensar que los aristócratas deben tener siempre complejos nombres compuestos o poco usuales, como Froilán, Constantino, Beltrán o Filiberto. Se equivocan. Nuestro Rey, por ejemplo, responde a la elemental combinación de dos nombres tan sencillos como Juan y Carlos.

Más curioso e intrigante resulta el nombre de Amina, con el que será bautizada la niña de Cayetano y Genoveva. Sin duda, es un nombre original y muy moderno, pues recuerda al de una empresa de telefonía móvil, aunque su sentido exacto sea el de un compuesto químico orgánico derivado del amoníaco, ese líquido tan necesario para dar brillo y esplendor a las cocinas y cuartos de baño. Con semejante nombre, no se sabe bien si los padres de la criatura son estudiosos de la química o amantes de la limpieza.

Sin embargo, la presentación a los medios de los preciosos gemelitos ha quedado opacada por las terribles revelaciones de Mar Flores sobre su relación con Cayetano, a quien define como una persona traumatizada por su madre, infiel por naturaleza y con las meninges de un niño de seis años. También asegura que su relación se malogró porque Cayetano temía ser desheredado por su absorbente mamá y porque no tenía los testículos bien puestos. El pobre Cayetano debe estar ahora padeciendo insomnio, pero no por los biberones y los cambios de pañales de madrugada, sino por semejantes declaraciones tan inoportunas. Al menos, le queda el consuelo de saber que tiene unos testículos muy sanos y en el sitio adecuado, puesto que sin ellos no hubiese concebido ese par de gemelos.

En Sociedad

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal