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El velorio de la Velasco

En los felices sesenta, Conchita Velasco era una muchacha simpática y extrovertida, que tan sólo se preocupaba por animar los guateques de la muchachada con sus alegres melodías. Con el paso del tiempo, su imagen de animosa chica ye-ye ha quedado sepultado por una serie de papeles dramáticos, como el que interpretó en la serie televisiva "Teresa de Jesús" o en la película "Más allá del jardín". Sin embargo, el personaje más fúnebre de su larga trayectoria artística es el que está interpretando desde hace unas semanas en TVE, como presentadora de "Tiempo al tiempo", un programa de entrevistas y reportajes de interés humano que explota la trillada fórmula de recuperar celebridades caídas en el agujero negro del olvido.

Como todo programa de inspiración "remember", "Tiempo al tiempo" debe buscar la evocación nostálgica y el suspiro melancólico mediante la recuperación de viejas fotografías y archivos cinematográficos y televisivos o incluso mediante el testimonio amable de los amigos y familiares del famoso olvidado. Lo consigue, sin duda, pero el problema es que los primeros personajes invitados deben su notoriedad a una tragedia: la joven Irene Villa, víctima inocente de un sanguinario atentado de ETA; y la actriz Azucena Hernández, postrada en una silla de ruedas por un fatídico accidente de tráfico. Por si fuera poco, Concha Velasco centró sus entrevistas a estas dos mujeres en la reconstrucción morbosa de sus desgracias.

Más que un programa nostálgico, "Tiempo al tiempo ha iniciado su andadura con un tono de pompas fúnebres y unidades de vigilancia intensiva que dan ganas de apagar la tele. Bastantes desgracias tienen ya los espectadores con el repetido hundimiento de las torres gemelas, las agendas de Giménez Reyna y el grave ccidente de Jesulín de Ubrique, como para que TVE se dedique a recordar los dramas de personajes castigados por la vida con el fin de buscar el folletín lacrimógeno de medianoche.

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