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Enrique de Diego

La posible trampa gibraltareña

La posibilidad cercana de que Gibraltar pase a tener soberanía compartida, como muestra de un proceso evolutivo hacia la descolonización, entraña en las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores británico un cierto tono de trampa.

Lo que menos necesita la España constitucional es abrir un debate sobre el esotérico derecho de autodeterminación, y mucho menos darle legitimidad. La celebración de algún tipo de referéndum parece improcedente. Situar a Caruana en el papel de Arzalluz tiene una lamentable —incluso odiosa— lectura vasca, nacionalista. El interés por conseguir resultados históricos en la segunda legislatura de Aznar no debería llevar a posturas precipitadas ni a dar alas a un debate inoportuno. Gibraltar es el árbol, pero el País Vasco es el bosque. En la España de las autonomías, Gibraltar puede tener un status autonómico especial, pero sin abrir otros melones que los del Tratado de Utrecht.

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