21-11-2001
Escribo estas líneas horas después del debate de la Proposición no de Ley que en nombre de mi grupo he defendido en relación con la última campaña de extorsión de Gestoras Proamnistía. La noticia ha sido por desgracia el circo montado, una vez mas, por dos parlamentarios de Batasuna que han interrumpido mi intervención colocándose junto a la tribuna con unas cartulinas en las que se leía “No más agresiones a Euskal Herría”. ¡Que paradoja! Los catedráticos del chantaje y la extorsión presentándose como víctimas en el propio Parlamento.
Pero he titulado este artículo como lo he titulado porque no quiero que la anécdota, importante pero anécdota al fin y al cabo, se convierta en categoría e impida conocer el fondo del asunto. La reflexión debe abrirse paso por encima del flash informativo señalando las claves del debate. En relación con las campañas para el sostenimiento de Gestoras, que de eso hablábamos este miércoles, lo importante no es la posición de los liberticidas, de ellos ya sabemos qué podemos esperar, lo transcendente es la posición de quienes presentándose como demócratas no hacen sino permitir con su tibieza el mantenimiento de la actual situación de desamparo ante la que muchos vascos se encuentran por culpa de las amenazas impunes de los amigos de ETA.
¿Qué decía nuestra propuesta? Ante la campaña desarrollada por Gestoras en los meses de octubre y noviembre para recaudar fondos destinados a los etarras, pedíamos al Parlamento Vasco el siguiente pronunciamiento:
1. Mostrar el rechazo a la campaña, 2. Manifestar nuestro apoyo a los destinatarios de la campaña, y 3. Instar al Departamento de Interior a garantizar la seguridad de los comercios y pequeñas empresas a quienes se dirigía la campaña al objeto de evitar la intimidación.
Pues bien, esta propuesta tan sencilla como cargada de razón, se ha encontrado con una enmienda de totalidad de los nacionalistas que por no molestar a Gestoras y en definitiva por no incomodar a ETA han hablado de pájaros y flores para no respaldar la propuesta del Partido Popular. ¿Pero es que acaso desconocen los nacionalistas la forma en que se procede a recaudar los fondos en estas campañas? ¿No saben qué ocurre y en qué lista le apuntan a uno cuando al recoger el sobre entregado en el comercio o en la empresa los recaudadores lo encuentran vacío? ¿Pretenden ignorar lo que les ocurre después a quienes no quieren colaborar con ETA? ¿En qué país viven? Desgraciadamente lo saben perfectamente y lo lamentable es que conociéndolo prefieren mirar hacia otro lado.
Esta es la categoría, el hecho de que el nacionalismo democrático cuando tiene que descender de los grandes principios a las cuestiones concretas, renuncia a enfrentarse directamente a ETA aunque ello sea a costa de dejar en la estacada a quienes sufrimos todos los días el acoso y la amenaza de ETA y Batasuna.
Se les llenará la boca pues, hablando de todos los derechos humanos para todo el mundo y de la necesidad de garantizar la libertad para todos por igual, pero la realidad se abre paso en debates tan clarificadores como el mantenido ayer. Yo, y conmigo muchos ya no les creemos. Cuando de acabar con la impunidad de ETA y sus amigos se trata, el nacionalismo llamado democrático, desgraciadamente, ni está ni se le espera.
Carlos Mª de Urquijo es Parlamentario Vasco del PP
Escribo estas líneas horas después del debate de la Proposición no de Ley que en nombre de mi grupo he defendido en relación con la última campaña de extorsión de Gestoras Proamnistía. La noticia ha sido por desgracia el circo montado, una vez mas, por dos parlamentarios de Batasuna que han interrumpido mi intervención colocándose junto a la tribuna con unas cartulinas en las que se leía “No más agresiones a Euskal Herría”. ¡Que paradoja! Los catedráticos del chantaje y la extorsión presentándose como víctimas en el propio Parlamento.
Pero he titulado este artículo como lo he titulado porque no quiero que la anécdota, importante pero anécdota al fin y al cabo, se convierta en categoría e impida conocer el fondo del asunto. La reflexión debe abrirse paso por encima del flash informativo señalando las claves del debate. En relación con las campañas para el sostenimiento de Gestoras, que de eso hablábamos este miércoles, lo importante no es la posición de los liberticidas, de ellos ya sabemos qué podemos esperar, lo transcendente es la posición de quienes presentándose como demócratas no hacen sino permitir con su tibieza el mantenimiento de la actual situación de desamparo ante la que muchos vascos se encuentran por culpa de las amenazas impunes de los amigos de ETA.
¿Qué decía nuestra propuesta? Ante la campaña desarrollada por Gestoras en los meses de octubre y noviembre para recaudar fondos destinados a los etarras, pedíamos al Parlamento Vasco el siguiente pronunciamiento:
1. Mostrar el rechazo a la campaña, 2. Manifestar nuestro apoyo a los destinatarios de la campaña, y 3. Instar al Departamento de Interior a garantizar la seguridad de los comercios y pequeñas empresas a quienes se dirigía la campaña al objeto de evitar la intimidación.
Pues bien, esta propuesta tan sencilla como cargada de razón, se ha encontrado con una enmienda de totalidad de los nacionalistas que por no molestar a Gestoras y en definitiva por no incomodar a ETA han hablado de pájaros y flores para no respaldar la propuesta del Partido Popular. ¿Pero es que acaso desconocen los nacionalistas la forma en que se procede a recaudar los fondos en estas campañas? ¿No saben qué ocurre y en qué lista le apuntan a uno cuando al recoger el sobre entregado en el comercio o en la empresa los recaudadores lo encuentran vacío? ¿Pretenden ignorar lo que les ocurre después a quienes no quieren colaborar con ETA? ¿En qué país viven? Desgraciadamente lo saben perfectamente y lo lamentable es que conociéndolo prefieren mirar hacia otro lado.
Esta es la categoría, el hecho de que el nacionalismo democrático cuando tiene que descender de los grandes principios a las cuestiones concretas, renuncia a enfrentarse directamente a ETA aunque ello sea a costa de dejar en la estacada a quienes sufrimos todos los días el acoso y la amenaza de ETA y Batasuna.
Se les llenará la boca pues, hablando de todos los derechos humanos para todo el mundo y de la necesidad de garantizar la libertad para todos por igual, pero la realidad se abre paso en debates tan clarificadores como el mantenido ayer. Yo, y conmigo muchos ya no les creemos. Cuando de acabar con la impunidad de ETA y sus amigos se trata, el nacionalismo llamado democrático, desgraciadamente, ni está ni se le espera.
Carlos Mª de Urquijo es Parlamentario Vasco del PP
