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Enrique de Diego

Alternativa por encima de las siglas

Una de las bazas históricas para el triunfo de los totalitarios es la división de sus oponentes. La evolución sufrida por el PSE en el País Vasco puede calificarse en términos de traición. Patxi López es un compañero de viaje del PNV en el proceso hacia la independencia que los nacionalistas están intensificando. Como dice Mayor Oreja, de la firmeza a la cesión no hay un abismo, a veces es una fina raya. Los socialistas la han traspasado, incluso antes del Congreso, con su apoyo al PNV en los presupuestos en las instituciones, tapándose la nariz porque en ellos se financia a asociaciones del entorno etarra.

Darse cuenta de esa traición es urgente. Denunciarla, un imperativo ético, porque en el País Vasco es la libertad la que está amenazada. La de todos y cada uno. No el status de Patxi López o los negocios de Polanco-Cebrián o los resentimientos de González.

Nuestra Ley electoral, con sistema proporcional corregido, convertía en una hermosa quimera voluntarista la alternativa a dos que ofrecieron Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo. Libertad Digital lo demostró con la proyección de los resultados en la hipótesis de lista única. Ni aún consiguiendo aumentar los votos se ha respetado a Nicolás Redondo, porque su caída era una exigencia de Arzalluz, que Cebrián y González situaron en términos de casus belli. Lo conveniente, en términos de estrategia, ha sido siempre concentrar el voto en una sola opción constitucionalista. En 1986 estuvo a punto de ser el PSOE, pero cedió en su seguidismo del PNV, que permitió a éste caminar por la senda de la ambigüedad. Los electores han ido situando al Partido Popular en el País Vasco como esa opción, en la que rentabilizar al máximo los votos constitucionalistas.

El Partido Popular ha de ser generoso en su capacidad para integrar en la alternativa a dirigentes, militantes y votantes del PSE. Pero, sobre todo, estos han de reflexionar sobre la inutilidad de los votos al PSE de Patxi López y lo que implica de apoyo indirecto al PNV. El PSE se ha vendido al PNV, aunque éste desprecia el gesto por gratuito. Que Patxi López es alternativa resulta una broma, si no fuera tan serio lo que está en juego. Por encima de las siglas, está la existencia de una alternativa sólida.

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