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Federico Jiménez Losantos

La famosa “unidad” árabe y los “aliados” europeos

Aún no han empezado los disparos y la famosísima “unidad de la nación árabe” ha desaparecido. Como que no ha existido nunca, salvo en la retórica de los dirigentes más embusteros de Oriente y Occidente. Los mismos saudíes que hace tres semanas pagaban costosas campañas de imagen y giraban principesca visita a Washington para decir que esta vez no iban a abandonar a sus hermanos en la fe anuncian ya con gestos evidentes que los abandonarán por muy pías y poderosas razones. La primera es el petróleo. La segunda, la costumbre. La tercera, la mendacidad, que no está reñida con el fanatismo religioso. Arabia Saudí es la gran cajera del fanatismo islámico del que se nutre el terrorismo. Y esa raíz tiene tanto de cobardía de millonarios pagando “protección” al terrorismo como de musulmanes literalistas y fanáticos; wahabbíes, en definitiva.

Tampoco con el laicismo: he ahí a Chirac, el demagogo conservador, que ha cambiado en siete días de opción y de opinión. Exactamente los que tardará Schroeder, el demagogo socialdemócrata, si gana las elecciones en cambiar su
discurso antiamericano y pseudopacifista por otro “seriamente comprometido con las resoluciones de la ONU y la seguridad mundial”. O sea, el apoyo a los USA... y Gran Bretaña. Al final, el único que no va tener que cambiar su discurso es Tony Blair. Lo cual significa que ya podemos seguir diciendo adiós a Gibraltar por otra temporada. Ser un aliado fiable es lo de Londres: estar por principio y, por tanto, antes que nadie donde a veces acaban por
estar todos después.

Lo de España es el eterno complejo retroprogre a derecha e izquierda, la rara conjunción de nostálgicos del franquismo y el comunismo, antiamericanos todos, y esa seguridad moral y material que muestra Aznar cuando las cosas se ponen serias pero que no se advierte ni en su Gobierno ni en los medios de comunicación que controla y domina con minuciosa delectación. RTVE y los medios de Telefónica son gubernamentales cuando se lo mandan pero mientras tanto no dejan de emitir basura ideológica no sólo antiamericana sino antiliberal, antidemocrática y antioccidental. La prueba: vamos a ver cuantos “expertos en el mundo islámico” glosan ahora en esos medios la temible y legendaria “unidad de la nación árabe”. ¡Y tan legendaria, como que nunca ha pasado de leyenda, propaganda o simplemente trola! Pero ya nos están sirviendo todos los medios oficiales y oficiosos, prácticamente sin excepción, la misma ensalada de medias verdades y mentiras completas que nos sirvieron en vísperas de la Guerra del Golfo. Con razón, porque están los mismos periodistas tercermundistas. Y los mismos comisarios políticos, blandísimos con la Moncloa, durísimos con la Casa Blanca. En el fondo, la política de España, como la de Francia o Alemania, tiene un importante componente saudí. Una mezcla de oportunismo ideológico, cobardía política y corrupción sin más.


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