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Enrique de Diego

El triunfo del club abierto

El Real Madrid ha aceptado las reglas del mundo globalizado, de la sociedad abierta, no mantiene criterio eugenésico o racista alguno. Es un club abierto. Acude al mercado para contratar a los que considera mejores. No es ni tan siquiera nacionalista, sino internacionalista. Conviven en él personas de diversos continentes, razas y culturas, sin más condición que pegarle bien al balón. Su triunfo en la Copa Intercontinental es el fruto de esa eliminación de prejuicios, y por ende de errores.

Los clubes cerrados están resultando un fracaso. El caso extremo es el Atlhetic de Bilbao donde sólo pueden jugar blancos. Y sólo pueden ser étnicamente vascos, como si se tratara de arios. Ese esquema dio buenos resultados en momentos en las que las fronteras eran menos flexibles, pero se está convirtiendo en una rémora en el momento actual, de librecambio de jugadores.

Mediante la competencia, también mejora el producto nacional. Por ejemplo, los goles del Madrid han sido de Ronaldo –juega mejor cuanto más televisión hay– y de Guti, que juega bien siempre. Ha sido fundamental la vuelta de Fernando Hierro para dar solidez a una defensa que hacía aguas. La clave no es ni tan siquiera la nacionalidad, sino el mérito.

La tradición para no hacer esclavos a la persona, ha de renovarse, someterse a crítica. El Real Madrid es una tradición renovada.

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