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Federico Jiménez Losantos

De la Comédie Française al Globe Theatre

Todo hace suponer que la cuenta atrás para derribar al régimen de Sadam Husein ha comenzado. Mientras el despliegue militar define sus posiciones estratégicas en los países vecinos, las posiciones políticas de los distintos países empiezan a estar también muy claras. Todo se juega, aparentemente, en términos domésticos: si los USA han decidido desarmar a Irak, incluso en solitario, es porque consideran amenazada su seguridad tras el 11-S. También porque –ellos– sí han aceptado librar la guerra que el terrorismo islámico y sus aliados les declararon ese día. Asimismo, a primera vista, los países que han exhibido de forma escandalosa sus diferencias con los Estados Unidos (esencialmente Francia y Alemania, que deben a los USA su misma existencia física, sus libertades políticas y su prosperidad económica) han actuado en clave interna, si bien puramente electoralista y demagógica, no acuciados por un sentimiento de inseguridad basado en la experiencia reciente.

No sabemos lo que estarían diciendo los franceses si en lugar de la Torre Eiffel hubiera un cráter como el de Manhattan. En todo caso, Chirac ha actuado como si no le importara el americano y no le preocupara el suyo. El público incondicional de la Comédie Française asiste a las últimas representaciones de la temporada. Villepin, ese remedo de Gérard Philippe que ha hecho las delicias del París boulevardier, deberá archivar su florido discurso y guardar sus galas hasta el 14 de julio, si es que Lemond no comete el atropello imperialista y unilateralista de ganar otra vez el Tour.

El relevo, si seguimos en clave de dramaturgia, lo tomará el shakesperiano Globe Theatre, que tras una novedosa y encomiable puesta en escena del clásico calderoniano “El Gran Teatro del Mundo” afrontará la celebérrima saga de los reyes británicos, empezando por Ricardo III. Descartado Schroeder, no se sabe quién hará de Falstaff. En todo caso, las pasiones humanas, la sangre, la codicia, “el ruido y la furia” del gran Will están asegurados.

Hay demasiadas incógnitas acerca de la despedida de Villepin, con libreto de Chirac, que tendrá lugar en la ONU en una sesión histórica, patrocinada por el Consejo de Seguridad. Es de temer que lleve su facundia hasta el final, poniendole las cosas muy difíciles al actor español. Sin embargo, José María Aznar está concitando más atención que Almodóvar entre la opinión anglosajona y muchísimo más respeto. Esa es la primera guerra que libra España, bien que sin la asistencia de la opinión pública. En 1898, la gente se fue a los toros el día en que nuestros postreros esplendores coloniales naufragaban en Cuba. Ahora, cuando estamos a punto de recuperar una presencia en el mundo que no tenemos desde hace siglos, es de suponer que el final de la guerra nos pillará en el fútbol. Esperemos que ganen los nuestros.

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