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Federico Jiménez Losantos

Polanco el pastelero critica por goloso a Zapatero

La encuesta de "El País" publicada este domingo no puede ser más demoledora para el PSOE: el PP, ocho años después de su llegada al Poder por una ventaja de apenas 300.000 votos, está al borde la mayoría absoluta. En rigor, está mucho más cerca de ella que en vísperas de las elecciones del 2000, cuando la consiguió contra el pronóstico de todas las encuestas. A una semana de acudir a las urnas, Aznar se hallaba, según "El País", en una situación de "empate técnico" con el Frente Popular PSOE+IU de Almunia&Frutos. Con que se produzca la tercera parte de desviación u ocultación de voto de aquel mes de marzo, el PP afrontaría su tercera legislatura consecutiva en el Gobierno tras haber cambiado de líder y haber superado una situación de desventaja totalmente insuperable. Porque aunque Polanco diga que el PSOE ha subido dos puntos y el PP bajado otros tantos en intención de voto, la realidad es que hace aproximadamente un año, en pleno zafarrancho del chapapote y de Irak, el partido de Aznar se situaba, según diversas encuestas, entre diez y quince puntos por debajo del PSOE.
 
Eso demuestra que el argumento principal que el alcázar prisaico utiliza para criticar a Zapatero no se sostiene ni con andamios de acero y titanio. Porque no es que la sociedad española no considere maduro "aún" al líder del PSOE, sino que dejado "ya" de hacerlo. No es que todavía no confíe en Zapatero, sino que ha dejado de confiar en él después de haberlo hecho. Y ese cambio se produce justamente porque Zapatero ha seguido a pies juntillas la política sectaria hasta el golpismo, antinacional hasta el separatismo y cerril hasta el suicidio que le viene dictando Polanco desde las elecciones vascas, singularmente durante las movilizaciones callejeras del "Prestige" y la guerra de Irak y, hace apenas unos meses, en la crisis de la Asamblea de Madrid. Es grotesco aunque muy instructivo, si Zapatero tuviera voluntad y capacidad de aprender, que le acusen de inmadurez los que no le han permitido madurar, que critiquen su falta de credibilidad los que lo han extraviado por la demagogia insolvente, que lamenten su poco crédito los que han arruinado su proyecto de partido nacional a cambo del "todos contra el PP", que es lo que le gusta predicar a la SER, pero no ciertamente lo que le conviene al PSOE.
 
Es legítimo, en fin, que cualquiera censure por goloso a Zapatero. Cualquiera, menos su pastelero.
 

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